05 febrero 2011

Egipto: La Hermandad Musulmana (al-Ikhwan al-Muslimeen)


La Hermandad Musulmana (conocida en árabe como “as al-Ikhwan al-Muslimeen”) es la organización islamista más grande y más antigua de Egipto. Fundada en 1928 por Hasan al-Banna, es considerada ampliamente como la organización islamista más influyente del mundo, con varias ramificaciones y afiliados. Es “la madre de todos los movimientos islamistas”, según Shadi Hamid, experto en asuntos de Oriente Medio en la Institución Brookings. El grupo ha emergido como el mayor movimiento opositor en Egipto. Muchos analistas esperan que la Hermandad juegue un rol mucho más importante dentro del futuro de este país, después de las protestas contra el gobierno en este año 2011, protestas en las que cientos de miles de egipcios tomaron las calles para exigir reformas políticas y económicas y la dimisión del autocrático presidente Hosni Mubarak. “Sin la Hermandad Musulmana, no hay ni habrá ninguna legitimidad en lo que suceda en Egipto de ahora en más”, afirma Ed Husain, alto miembro del CFR (Council on Foreign Relations). Pero existen serias preocupaciones acerca del objetivo de este grupo de establecer un estado regido por la sharía o ley islámica, interrogantes sobre su apoyo al proceso de paz en Oriente Medio y su política hacia Israel y los Estados Unidos, y una ambigüedad sobre su respeto hacia los derechos humanos.
Una Historia de Violencia

La misión original de la Hermandad Musulmana era islamizar la sociedad a través de la promoción de la ley islámica, sus valores, y su moral. Siendo ya desde sus inicios un movimiento revivalista islámico, en su obra ha combinado la religión, el activismo político, y la asistencia social. Adoptó lemas tales como “El Islam es la solución” y “La jihad es nuestro camino”. Tuvo participación en la lucha contra el régimen colonialista británico, y fue proscripto durante un breve lapso en 1948 por haber orquestado atentados con bombas dentro de Egipto, y por haber asesinado (presuntamente) al primer ministro egipcio, Mahmoud al-Nugrashi. Más tarde experimentó un brevísimo periodo de buenas relaciones con el gobierno, que había llegado al poder a través de un golpe militar, y que le puso fin al dominio británico en 1952. Pero, después de un fallido intento de asesinar al presidente Gamal Abdul Nasser en 1954, este grupo fue proscripto una vez más.

En ese momento, Sayyid Qutb, un prominente miembro de la Hermandad, estableció las bases ideológicas para el uso de la Jihad, o lucha armada, contra el régimen en Egipto y otras partes. Los escritos de Qutb, en particular su obra “Milestones” (“Hitos”, 1964), les proporcionaron los fundamentos intelectuales y teológicos a los fundadores y militantes de numerosos grupos islamistas radicales, incluyendo a al-Qaeda. Los líderes extremistas a menudo recurren a Qutb para argumental que los gobiernos no regidos por la sharía son apóstatas y, por lo tanto, objetivos legítimos en la jihad.

La Hermandad dio origen a numerosas ramas en todo el planeta. Estas organizaciones llevan el nombre de la Hermandad, pero sus conexiones con el grupo fundador varían. Los detractores de la Hermandad argumentan que el grupo sigue teniendo ciertos vínculos con el Hamas, una organización calificada como terrorista por parte de Estados Unidos, la Unión Europea e Israel, y que al principio era un brazo de la Hermandad Musulmana en territorios palestinos. Pero otros analistas argumentan que la naturaleza de estos vínculos no está del todo clara. Además, algunos de los terroristas más peligrosos del mundo fueron alguna vez miembros de la Hermandad Musulmana egipcia, incluyendo por supuesto al segundo de Osama bin Laden, Ayman al-Zawahiri.

Pero Husain (del CFR) dice que es un error responsabilizar a la Hermandad Musulmana “por las acciones de toda su descendencia intelectual”. Desde el 11 de septiembre, destacados miembros de la Hermandad públicamente renunciaron a la violencia, e intentaron distanciarse de las prácticas violentas de al-Qaeda. La entrada de la Hermandad en la política electoral también agrandó el cisma entre ellos y grupos como al-Qaeda. Zawahiri había criticado abiertamente la participación de la Hermandad en las elecciones parlamentarias del año 2005.

Pero al igual que otros movimientos sociales masivos, la Hermandad Musulmana de Egipto no es nada más que un monolito; comprende a los de la línea dura, a los reformistas, y a los centristas, según lo afirma Lydia Khalil, experta en terrorismo. Y algunos dirigentes de la línea dura han expresado su apoyo hacia al-Qaeda o hacia el uso de la jihad violenta. Por ejemplo, hace muy poco, en el año 2006, señala Khalil, un miembro de la Hermandad elegido como parlamentario, Ragib Hilal Hamid, manifestó su apoyo al terrorismo frente a la ocupación occidental. Ejemplos como este son los que plantean las inquietudes acerca del compromiso del grupo en cuanto a la no-violencia.

Hacia políticas pragmáticas

La Hermandad Musulmana egipcia tiene más de 300.000 miembros, y maneja varias instituciones, incluyendo hospitales, escuelas, bancos, empresas, fundaciones, centros asistenciales, tiendas de segunda mano, clubes sociales, e instalaciones para discapacitados.
Desde la década de 1970, este grupo no ha participado en ninguna actividad violenta, y, aunque está proscripto oficialmente, el gobierno egipcio le permitió operar dentro de ciertos límites, manteniéndolo a raya con frecuentes detenciones y otras medidas enérgicas. No obstante, en los últimos treinta años ha incrementado su avance en la corriente política, primero a través de alianzas con otros partidos de la oposición, y después, poniendo miembros de la Hermandad como candidatos independientes en las elecciones parlamentarias.
Algunos analistas sostienen que el grupo ha evolucionado para volverse más moderado y abrazar principios democráticos y liberales tales como la transparencia y la responsabilidad. Samer Shehata y Joshua Stacher, analistas los dos, señalaban en el “Middle East Report” (2006) que el grupo se había “decidido por la estrategia de la participación política”. Candidatos afiliados a la Hermandad participaron en elecciones locales y parlamentarias primero como independientes, en 1984, pero su proyección electoral de mayor éxito fue en el 2005, cuando sus candidatos ganaron 88 escaños, o sea el veinte por ciento de la legislatura.
“El Ikhwan siguió el camino de la tolerancia, y finalmente encontró a la democracia compatible con su noción de una lenta islamización”, escribían los expertos Robert S. Leiken y Steven Brooke en un artículo en “Foreign Affairs”, del año 2007. Pero también señalaban que muchos analistas “se preguntan si la adhesión de la Hermandad para con la democracia es simplemente una cuestión táctica y transitoria -un compromiso oportunista” en la política electoral.

Otro signo más de la política pragmática de la Hermandad, sostienen algunos expertos, llegó claramente en las protestas a principios del 2011, cuando el grupo manifestó su apoyo hacia el Premio Nobel y ex director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed ElBaradei, un líder opositor.

Hamid apunta también al bajo perfil del grupo en las protestas como una señal de la política de compromiso y supervivencia. “Ellos saben que el mundo teme el ascenso de los islamistas en Egipto, y no quieren darle al régimen un pretexto para reprimir a los manifestantes”, dice. Sostiene además que “en su núcleo, la Hermandad Musulmana es una organización pragmática”, y que continúa con su obra social y de caridad con una relativa libertad de movimiento. El grupo evita cuidadosamente toda confrontación con el régimen egipcio. En marzo de 2007, el gobierno de Mubarak reformó la constitución con el fin de prohibir partidos políticos basados en la religión, un movimiento que el grupo de control “Freedom House”, con sede en Washington, afirmó que aseguraba “la continua supresión de la Hermandad Musulmana”.

¿Un estado islámico?

Establecer un estado islámico basado en la sharía es el centro de la ideología de la Hermandad Musulmana, tanto en Egipto como en los muchísimos brazos de este grupo en el resto del mundo. Pero la Hermandad en Egipto frecuentemente ha dicho que está comprometido con una islamización gradual y pacífica, y sólo con el consentimiento de los ciudadanos egipcios. En estos últimos tiempos, algunos dirigentes han rechazado la idea de un estado islámico, y han expresado su compromiso para trabajar con otros partidos seculares y liberales. En los últimos tiempos los líderes del grupo han comenzado a apartarse de su enfoque central dirigido hacia la sharía, pero como lo demuestra este artículo todavía existe una gran ambigüedad en cuanto a si ellos legislarían en base al Islam si tuvieran la oportunidad. “Se preocupan por la ley islámica, pero realmente no saben qué quieren decir con eso”, según Hamid. Hay una ambigüedad similar en su exigencia de mayor respeto hacia los derechos humanos, en especial en lo que concierne a los derechos de las mujeres.

El fantasma de la revolución iraní de 1979 ocupa un lugar preponderante para muchos en Occidente que temen un régimen islamista en Egipto si la Hermandad Musulmana llega al poder. Steven Cook (del CFR) observa cómo Mubarak ha usado a la organización como su “cuco” durante tres décadas para “atizar los temores de los sucesivos gobiernos americanos y, al mismo tiempo, asegurarse el generoso apoyo diplomático, político y financiero de Washington”.

Estas preocupaciones resurgieron en Occidente a raíz de las protestas públicas a principios de 2011 en Egipto para sacarlo a Mubarak. También los líderes israelíes temen que se repita lo de 1979. Mientras tanto, los clérigos y funcionarios iraníes aclamaron estas protestas, intentando presentarlas como un punto de concentración del islamismo con su origen en la revolución de Irán.

Algunos analistas desestiman estos temores, señalando las diferencias entre la poderosa clerecía chiíta en Irán y una Hermandad Musulmana sunita. “Los musulmanes sunitas no tienen una doctrina de obediencia absoluta hacia su clerecía, y la clerecía no es tan importancia en la vida religiosa sunita como sí lo son los Ayatollahs chiítas en Irán”, escribe Juan Cole, profesor de historia en la Universidad de Michigan. Además, los expertos señalan que la Hermandad Musulmana escasamente sea el grupo religioso más importante del país. El quietista movimiento Salafita y los sufíes son parte de los principales grupos religiosos en el país.

Sin embargo, Husain piensa que un Egipto llendo por el mismo camino iraní es un temor genuino. “Y entonces los demócratas seculares desataron una revolución solamente para ser rechazados por los fundamentalistas. Hoy en día, los egipcios comunes llevan adelante manifestaciones, pero la Hermandad espera tras bambalinas; una fuerza indispensable en la vida nacional”. Husain sostiene que hoy Estados Unidos debería empezar ya a tratar con la Hermandad Musulmana.

Implicancias para los Estados Unidos

Egipto es un importante aliado estratégico para los Estados Unidos en la región, específicamente en la búsqueda de un proceso de paz árabe-israelí. Como lo señala un informe de este año del Servicio de Investigación del Congreso (CRS), desde 1979 Egipto ha sido el segundo receptor más grande, después de Israel, de asistencia exterior de los Estados Unidos.

Para Estados Unidos, sus objetivos más importantes en cuanto a la política exterior en Egipto son: la paz de Egipto con Israel, el acceso norteamericano al Canal de Suez, y la cooperación militar bilateral en general. Por lo tanto, Washington estaría de acuerdo con un gobierno en El Cairo que apoyara estos objetivos.

La postura de la Hermandad Musulmana respecto a estos temas hace que Estados Unidos se preocupe en cuanto a la legitimidad de este grupo, según varios analistas. “No comparte el punto de vista americano acerca de la arquitectura de la seguridad en la región”, afirma Hamid, agregando que “Es fuertemente anti-israelí… y no apoya los procesos de paz”. También se ha dicho que este movimiento celebraría un referendo por los acuerdos de paz de Camp David en 1979 con Israel si llegara al poder.

Leslie Gelb, presidente emérito del CFR que se desempeñó también como alto funcionario en los departamentos de Estado y de Defensa de los Estados Unidos, afirmó que si la Hermandad sube al poder en Egipto “sería calamitoso para la seguridad del país” (Daily Beast). Y agrega: “Sería engañoso tomar las protestas democráticas de la Hermandad Musulmana en su valor nominal”.

Por otra parte, Bruce Riedel, ex miembro de la CIA y experto en Oriente Medio y Sur de Asia, añade: “vivir con ellos no será fácil, pero no deben considerarse inevitablemente como nuestros enemigos”. Y recomienda que “Ni los demonicemos ni los refrendemos”.

Pero otros analistas apuntan a las cambiantes realidades sobre el terreno para promover un compromiso con la organización. El aislamiento del grupo, argumentan algunos, implica que Washington perdería ventajas con cualquier gobierno futuro en el que participara la Hermandad. Husain (del CFR) advierte que Washington no debería aislar al grupo pero tampoco fortalecerlo sin darse cuenta. El compromiso, dice, debe basarse en los problemas. “El pluralismo, los derechos humanos, e Israel, deben estar, por lo tanto, en el centro de las conversaciones con los islamistas de Egipto”.


Traducido de:

Jaysrhee Bajoria: Egypt's Muslim Brotherhood. En: Council on Foreign Relations, Backgrounder (February 3, 2011)

Véase el art. original en: Backgrounder (CFR)

(La imagen de la portada no pertenece al artículo original)