19 marzo 2011

Cuidado con los costos de una intervención en Libia!

El presidente John F. Kennedy alguna vez dijo que las intervenciones militares limitadas eran como tomarse una copa: una vez que se toma una y el efecto desaparece, hay que tomarse otra. Kennedy utilizaba esta metáfora rechazando las peticiones de sus agresivos asesores que le informaban de cómo un despliegue circunscrito en Vietnam resultaría decisivo.

Libia no es ni Vietnam ni Irak, y el caso de una intervención en Libia tiene que ser discutida en sus propios términos y por sus propios méritos. No obstante, los partidarios de una política más musculosa no le hacen justicia a su propia causa humanitaria, porque no se hacen las preguntas cruciales que los arquitectos de las guerras de Vietnam y de Irak en 2003 evitaron de forma tan irresponsable.

Con demasiada frecuencia, los defensores de una participación militar en Libia presentan su causa de una manera completamente antiséptica, improbablemente simple, y que no lleva, de ningún modo, a un enredo. Esto no quiere decir que no debamos intervenir, sino que, dadas nuestras recientes experiencias en Medio Oriente, deberíamos mantener un diálogo honesto acerca de los costos y las contingencias que podríamos enfrentar.

Bajo el auspicio de la Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Estados Unidos y sus aliados han de extender una zona de exclusión aérea para proteger a la ciudad bastión de los rebeldes, Bengasi. Tal acción posiblemente sea criticable, dado que es poco probable que las fuerzas del coronel Gadafi vayan a asaltar una ciudad protegida por fuerzas internacionales. Entonces, la cuestión es cómo manejar los centros urbanos que están bajo la ocupación brutal de Gadafi.


Los libios de Surt, Misurata, Zawiyah, Juda, y otras ciudades, ¿son menos merecedores de la protección humanitaria que los residentes, justamente jubilosos, de Bengasi? ¿Puede Bengasi permancer como el único santuario en el medio de una Libia en llamas? Para mitigar el asedio de otras ciudades libias, Estados Unidos ¿necesita ir más allá del poderío aéreo y desplegar realmente Fuerzas Especiales, armar a los rebeldes, y reconocer al naciente gobierno de oposición? Las preocupaciones morales de los Estados Unidos y de la comunidad internacional ¿pueden circunscribirse con delicadeza a las fronteras de Bengasi?


Es importante señalar que la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada a instancias de Washington no se trata sólo de una zona de exclusión aérea. En las postrimerías de la resolución, Estados Unidos está moral y prácticamente obligado a la supervivencia y viabilidad de la insurgencia anti-Gadafi. Mantenerse al margen e indiferente a que el clan de Gadafi deje solo el oasis de Bengasi mientras molesta a otras ciudades y ciudadanos, traiciona la causa que el Consejo de Seguridad aparentemente abrazó. De lo contrario, sólo acabamos de tomarnos una copa. Cuando el efecto desaparezca, ¿estamos preparados para tomarnos otra?


Traducido de:
 
Ray Takey: Beware the Costs of Libyan Intervention.
(Ray Takey, Senior Fellow for Middle Eastern Studies)
En:  Council on Foreign Relations, First Take,  March 18, 2011

Véase el art. original en: CFR

La imagen de la portada pertenece a Epistemowikia (no tiene nada que ver con el artículo original traducido).

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