18 abril 2008

Genocidio: las ocho etapas

El término “genocidio” fue acuñado por un jurista llamado Raphael Lemkin en 1944, combinando la palabra griega “genos” (raza) y la palabra latina “cidio” (asesinato). El genocidio tal como lo define la ONU en 1948 se refiere a cualquiera de los siguientes actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, incluyendo:
· Asesinato de miembros del grupo
· Causar serios daños corporales o mentales a miembros de un grupo
· Infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para causar su destrucción física total o en parte, sobre el grupo
· Imponer medidas con la intención de evitar los nacimientos dentro del grupo
· Transferir por la fuerza niños de un grupo a otro
El genocidio es un proceso que se desarrolla en ocho etapas, que son predecibles pero no inexorables. En cada etapa, hay medidas preventivas que pueden detenerlo. Las últimas etapas deben estar precedidas por las primeras, aunque las etapas tempranas continúan operando a lo largo de todo el proceso.
1. CLASIFICACIÓN. Todas las culturas tienen categorías para distinguir a las personas entre “nosotros y ellos”, por etnia, raza, religión o nacionalidad: alemanes y judíos, hutus y tutsis. Las sociedades bipolares que carecen de categorías mezcladas, como Ruanda y Burundi, son las más propensas a cometer genocidio.
La principal medida preventiva en esta temprana etapa es desarrollar instituciones universalistas que trasciendan las divisiones étnicas o raciales, que promuevan activamente la tolerancia y el entendimiento, y que promuevan las clasificaciones que trasciendan las divisiones. La iglesia católica podría haber desempeñado este papel en Ruanda, de no haber sido por las mismas divisiones étnicas en la sociedad ruandesa. La promoción de un lenguaje común en países como Tanzania también promueve la trascendencia de la identidad nacional. Esta búsqueda de un terreno común es vital para prevención temprana del genocidio.
2. SIMBOLIZACIÓN. Nosotros damos nombres u otros símbolos a las clasificaciones. Llamamos a las personas “judíos” o “gitanos”, o los distinguimos por colores o por sus vestimentas; y aplicamos los símbolos a los miembros de los grupos. La clasificación y la simbolización son universalmente humanas y no necesariamente terminan en el genocidio, a menos que lleven a la siguiente etapa, la deshumanización. Cuando se combinan con el odio, los símbolos pueden ser forzados hacia los miembros de grupos parias: la estrella amarilla para los judíos bajo el régimen nazi, el pañuelo azul para los habitantes de la Zona Oriental en la Camboya del Khmer Rouge, por ejemplo.
Para combatir la simbolización, los símbolos del odio pueden ser prohibidos legalmente (la cruz esvástica, o cruz gamada) como discurso de odio. También las marcas de grupo, como la ropa de las pandillas o los tatuajes (o cicatrices) tribales pueden ser prohibidas. El problema es que las limitaciones legales fracasan si no están respaldadas por la aplicación en la cultura popular. Dado que hutu y tutsi eran palabras prohibidas en Burundi hasta la década de 1980, estas fueron reemplazadas por palabras en clave. Sin embargo, si es ampliamente respaldada, la negación de la simbolización puede ser poderosa, como lo fue en Dinamarca, cuando muchos daneses eligieron usar la estrella amarilla, privándola de su importancia como símbolo de los judíos para los nazis.
3. DESHUMANIZACIÓN. Un grupo niega la humanidad de otro grupo. Los miembros de este grupo son comparados con los animales, sabandijas, insectos, o enfermedades. La deshumanización supera la repugnancia humana normal por el asesinato. En esta etapa, la propaganda del odio en los medios de prensa o en radios se usa para vilipendiar al grupo víctima.
En la lucha contra esta deshumanización, la incitación al genocidio no debería ser confundida con le alocución protegida. Las sociedades genocidas carecen de protección constitucional para discursos compensatorios y deberían ser tratadas de modo diferente a las democracias. Los líderes locales e internacionales deberían condenar el uso de los discursos difamatorios y hacerlos culturalmente inaceptables. Los líderes que inciten al genocidio deberían ser impedidos de viajar al resto del mundo y tener sus finanzas congeladas. Las estaciones de radio que promueven el odio deberían ser cerradas, y la propaganda negativa también prohibida. Los crímenes de odio y las atrocidades deberían ser rápidamente castigados.
4. ORGANIZACIÓN. El genocidio es siempre organizado, generalmente por el Estado, a menudo utilizando milicias para proporcionar una negación de la responsabilidad del Estado (los Janjaweed en Darfur). A veces la organización es informal (pandillas hindúes lideradas por militantes del RSS local) o descentralizada (grupos terroristas). Frecuentemente se arman y se entrenan unidades especiales o milicias. Se hacen planes para matanzas genocidas.
Para combatir esta etapa, la participación o afiliación a estas milicias debe ser prohibida. A sus líderes se les debe negar la visa para viajar al exterior. La ONU debería imponer embargos de armas para gobiernos y ciudadanos de países involucrados en masacres genocidas, y crear comisiones que investiguen las violaciones, como se hizo en Ruanda después del genocidio.
5. POLARIZACION. Los extremistas separan a los grupos. Los grupos de odio transmiten una propaganda polarizadora. Las leyes pueden prohibir el matrimonio o la interacción social. El terrorismo extremista se fija como objetivo o blanco a los moderados, intimidando y silenciando al centro. Los moderados dentro del propio grupo de los perpetradores son los más capaces de detener el genocidio, de manera que son los primeros en ser arrestados o asesinados.
La prevención puede implicar una protección para los líderes moderados o la asistencia a grupos de derechos humanos. Los bienes de los extremistas deben ser confiscados, y las visas denegadas. Los golpes de estado hechos por los extremistas deberían ser repudiados y contrapuestos por sanciones internacionales.
6. PREPARACIÓN. Las víctimas son identificadas y separadas debido a su identidad étnica o religiosa. Se confeccionan las “listas negras”. Los miembros del grupo- víctima son obligados a usar símbolos identificadores. Frecuentemente son segregados en guetos, deportados en campos de concentración, o confinados en una región asolada por el hambre.
En esta etapa, se puede declarar ya una Emergencia de Genocidio. Si la voluntad política de las grandes potencias, las alianzas regionales, o del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se debería preparar la intervención armada internacional, o una fuerte asistencia al grupo víctima para que se prepare para su defensa propia. De lo contrario, por lo menos la ONU y grupos privados de socorro deberían organizar la ayuda humanitaria para la inevitable oleada de refugiados.
7. EXTERMINIO. Comienza el exterminio, y rápidamente se convierte en un asesinato en masa conocido legalmente como “genocidio”. Para los asesinos se trata de un “exterminio” porque ellos no creen que sus víctimas sean completamente humanas. Cuando están patrocinados por el Estado, las fuerzas armadas a menudo trabajan con las milicias para realizar la matanza. A veces el genocidio desencadena asesinatos por venganza por parte de grupos uno contra otros, creando así el ciclo descendente en forma de remolino de un genocidio bilateral (como en Burundi).
En esta etapa, solamente una rápida e inmensa intervención armada puede detener el genocidio. Se deben establecer verdaderas áreas seguras o corredores de escape para los refugiados, con una fuerte protección armada internacional. (Un área “segura” insegura es peor que ninguna). El Consejo de Seguridad debería moviliar la SHIRBRIG (Brigada de Despliegue Rápido de las Naciones Unidas), con su infantería pesada de 5500 hombres (si la magnitud del genocidio es “pequeña”). Para mayores intervenciones, debería entrar una fuerza multinacional autorizada por la ONU.

Si la ONU está paralizada, deben actuar alianzas regionales. Es el momento de reconocer que la responsabilidad internacional de proteger trasciende los estrechos intereses de los estados nacionales individuales. Si las naciones fuertes no aportan tropas para intervenir directamente, deberían proporcionar el puente aéreo, el equipamiento, y los medios financieros necesarios para que los estados regionales intervengan con la autorización de la ONU.

8. RECHAZO. Es la octava etapa que sigue siempre al genocidio. Es uno de los indicadores más seguros de nuevas matanzas genocidas. Los perpetradores del genocidio excavan fosas comunes, queman los cadáveres, tratan de encubrir las pruebas e intimidan a los testigos. Ellos niegan que hayan cometido algún crimen, y a menudo culpan a las víctimas por lo que les pasó. Bloquean las investigaciones de los crímenes, y continúan gobernando hasta que son expulsados por la fuerza y huyen al exilio. Allí permanecen con impunidad, como Pol Pot o Idi Amín, a menos que sean capturados y se establezca un tribunal para juzgarlos.
La respuesta a la negación es un castigo por parte de un tribunal internacional o cortes nacionales. Allí la evidencia es oída, y los responsables pueden ser castigados. Los tribunales, como los de Yugoslavia y Ruanda, o una corte internacional para juzgar al Khmer Rouge en Camboya, o una Corte Penal Internacional pueden no detener a los peores genocidas. Pero con la voluntad política de arrestarlos y enjuiciarlos, algunos pueden llegar a ser traídos ante la justicia.

Y tales Cortes pueden así detener a potenciales genocidas, para que nunca más puedan compartir la expectativa de impunidad de Hitler cuando, despectivamente, dijo: “Después de todo, ¿quién se acuerda de los armenios?”

Fuente: Genocide Watch (traducción parcial)
8 Stages of Genocide, by Gregory Stanton, president Genocide Watch
en:
http://genocidewatch.org/

2 comentarios:

  1. Anónimo1:03 p. m.

    Es realmente interesante tu Blog. Gracias por compartir esta info.
    Rt.

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  2. Anónimo6:26 p. m.

    Gracias miles por tu amable comentario. Lástima que con el otro blog no me fue igual, nadie quiere leerlo. Bueno, de nuevo, muchas gracias por comunicarte conmigo. Hasta pronto!

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