14 julio 2009

México: La Familia


El número de víctimas mortales relacionadas con el narcotráfico en México se ha duplicado (y aún más) el año pasado, llendo de 2.275 en el año 2007 hasta 5.207 en el 2008. Un contribuyente cada vez más importante para este terrible caos es la tenebrosa Familia Michoacana, o “La Familia”. Su centro de operaciones es el estado de Michoacán, en la costa del Pacífico, hogar de rutas de tráfico y sofisticadas fábricas productoras de metanfetaminas. También está el puerto Lázaro Cárdenas, un “ábrete sésamo” para la importación de drogas.

Aunque se organizó ya hace varios años, La Familia salió a la luz pública el 6 de septiembre de 2006, cuando veinte delincuentes enmascarados irrumpieron en un club nocturno llamado Sol y Sombra, en Uruapán, Michoacán: dispararon tiros al aire, corrieron hasta el segundo piso, y desde allí arrojaron cinco cabezas humanas hacia la pista de baile. Tras de sí dejaron un mensaje escrito en un cartón: “La familia no mata por dinero. No asesina a mujeres. No mata a personas inocentes, sólo a aquellos que merecen morir. Sepan que esto es justicia divina”.

El dueño del club nocturno, Carlos Álvarez, muy nervioso, justificó a los asaltantes. “Estos hombres no vinieron a lastimar a nadie, ellos trabajan contra la gente mala, aquellos hombres cuyas cabezas cortaron eran como alimañas”, según informó National Public Radio.

Víctor Alejandro, propietario de una pequeña tienda en la carretera, frente al salón de baile, dice que tiene miedo de ser visto hablando con un extraño. “Hay informantes por todas partes”, afirma.

El día anterior, los asesinos habían capturado a sus víctimas en una tienda de mecánicos; les cortaron la cabeza con cuchillos bowie, mientras los hombres se retorcían de dolor. “Nadie hace algo así, a menos que se quiera dejar un mensaje enorme”, dijo un oficial de justicia norteamericano.

Un mensaje similar apareció al pie de una cruz negra en Apatzingan, en el corazón de Tierra Caliente, que abarca 32 municipios en la intersección de Michoacán, Guerrero y el Estado de México. En esta zona altamente productiva, La Familia, Los Zetas (paramilitares vinculados con el poderoso Cartel del Golfo, con base en Tamaulipas), y el Cartel del Milenio local, de la familia Valencia, se enfrentaron en una sangrienta guerra por el control de las zonas de cultivo y las rutas de tráfico.

Además, Michoacán encuentra a varias organizaciones criminales luchando por la cocaína y los precursores químicos para la fabricación de metanfetaminas, que llegan a través del puerto Lázaro Cárdenas, el puerto más grande del estado, o también por otros puntos de entrada cercanos. Este fue el portón de acceso para que el multimillonario chino-mexicano Zhenli Ye Gon, quien ahora está bajo arresto en los Estados Unidos, importara químicos para la producción de metanfetaminas en super laboratorios en todo el estado. La importancia del puerto Lázaro Cárdenas yace en su ubicación estratégica: la mitad de la población de México vive dentro de los casi 300 kilómetros de esta ciudad costera.

ORIGENES

Varias corrientes se han incorporado en esta heterogénea organización, que surgió en el año 2004 con la “misión” declarada de erradicar el tráfico de metanfetaminas, o “hielo”, y otros narcóticos, además de los secuestros, la extorsión, el asesinato por encargo, los asaltos en las carreteras, y los robos, de acuerdo a uno de sus fundadores, Nazario Moreno González, “El Chayo” o “El Más Loco”. La Familia puede haberse iniciado como vigilantes determinados a impedir la fabricación y el transporte de metanfetaminas (“meth”) por parte del Cartel del Milenio, con base en Michoacán, un fiel aliado del Joaquín “El Chapo” o “El Tío” Guzmán Loera y su Cartel de Sinaloa, el principal competidor de sus homólogos del Golfo.

También está la posibilidad de que hayan salido a la luz para impedir que Los Zetas entraran en su jurisdicción (alguacilazgo). Carlos Rosales Mendoza, un narco-criminal, antiguo miembro del Cartel del Milenio local, cambió su lealtad hacia el Cartel del Golfo. En respuesta al pedido de su nuevo aliado, el jefe del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, envió a Los Zetas liderados por Efraín Teodoro Torres (o “Zeta 14”) y Gustavo “El Erótico” González Castro, para ayudar a Rosales Mendoza a proteger su plaza en La Unión, un municipio en Guerrero, cerca de Petacalco y Lázaro Cárdenas en la costa del Pacífico.

Otro cómplice del Cartel del Golfo era Carlos Pinto Rodríguez, natural de Huerta de Gámbara, en Tierra Caliente. Pinto Rodríguez se volvió mucho más violento tras la muerte de su hijo en una balacera. Después de que Rosales Mendoza participara en un infructuoso intento de liberar a Cárdenas Guillén de la prisión de alta seguridad de La Palma, el ejército lo capturó en su atractiva residencia en la Colonia Lomas de Santa María, Morelia, el 24 de octubre de 2004. EsMas y Reforma informaron que Rosales Mendoza les ofreció un jugoso soborno si sus captores lo liberaban.

En reacción a la incursión de Los Zetas, Juan José “El Abuelo” Farías, dirigente de la guardia rural local, un ejército uniformado auxiliar mexicano vinculado con la 43 Zona Militar en Apatzinga tomó la ofensiva. Trató de expulsar a los intrusos de su región, como si fuera un agente de la Resistencia Francesa luchando contra los Nazis. Mientras tanto, él mismo estaba sospechado de ser un importante narcotraficante de la región. Se pensaba que había trabajado con Rubén Oseguera Cervantes, también llamado Nemesio, quien a su vez es el primo de Abigail y José Mendoza Valencia, parientes de Armando Valencia Cornelio, jefe del Cartel del Milenio hasta su encarcelamiento en La Palma.

En represalia por la oposición de Farías, Los Zetas decapitaron al fabricante de quesos Raúl Farías Alejandres, pariente del Abuelo, el 4 de septiembre de 2006. Una nota dejada cerca del cuerpo advertía: “Uno por uno ustedes caerán. Saludos. La Familia les envía sus saludos”. Siguieron cuatro decapitaciones más.

El Abuelo, un intrépido luchador Zeta, propietario de restaurantes, hoteles, y huertos, ha desaparecido, tal vez porque el la Oficina del Fiscal General (PGR) está investigando sus posibles conecciones con Ye Gon. Tanto él como sus seguidores están aliados con los Valencias y el Cartel de Sinaloa.

En el año 2007, Uriel Farías Álvarez, hermano del Abuelo y hombre fuerte del PRI, obtuvo una aplastante victoria por la alcaidía de Tepalcatepec, que, junto con Aguililla, Apatzingan y Buenavista Tomatlán, se encuentra en un corredor que conecta Tierra Caliente con Jalisco. Se ríe de la idea de que él o sus familiares tengan vínculos con el submundo: “Mi hermano sólo mantenía la mirada en las órdenes del Ejército. Y como resultado, se dijo que era un narco”.

CÓMO DESCRIBE SUS OBJETIVOS LA FAMILIA

Cartas hechas a mano, mal escritas, enigmáticas, aparecieron junto a las cabezas cortadas en Uruapán como parte de su intensa campaña propagandística destinada a intimidar a los enemigos, aterrorizar a la población local, e inhibir la acción del gobierno. Al igual que Los Zetas, La Familia difunde noticias de sus obras a nivel nacional a través de los medios de comunicación convencionales, pero también utiliza videos por internet y pancartas dispuestas escrupulosamente.

Pisándoles los talones a la atrocidad de Uruapán, La Familia publicó un anuncio a página completa en los periódicos proclamando ser combatientes del crimen. El Sol de Morelia y La Voz de Michoacán publicaron dicho manifiesto. Al margen de tales expresiones de virtuosismo cívico, 18 de 32 oficiales de policía en el área de Tepalcatepec renunciaron tras haber recibido amenazas de muerte provenientes de La Familia, mientras que los periódicos locales ejercían la autocensura con respecto a esta siniestra banda.

El 18 de agosto de 2006, la organización decapitó a Jesús Rodríguez Valencia, miembro del Cartel del Milenio, colocando el siguiente mensaje cerca de su cadáver: “Todo lo que sube cae por su propio peso, podrías estar así, te saluda La Familia”. Tres meses más tarde, la policía descubrió dos cuerpos en la autopista Zamora-La Barca, junto a los que había una nota que decía: “Para aquellos que venden cristal. Esto es justicia divina. Atentamente, La Familia”. “Justicia Divina. No a los fabricantes de meth, La Familia” rezaba el texto de una nota dejada junto a un cadáver encontrado en la autopista Jacona-Los Reyes. El mensaje apareció en una tarjeta verde, reflejando el color que La Familia usa en sus emblemas, rótulos y comunicados.

En total, las autoridades les atribuyen 17 decapitaciones solamente en el año 2006. Entre el asesinato de Rodríguez Valencia en agosto de 2006 y el 31 de diciembre de 2008, La Familia mató a muchísimas personas, tal vez cientos. Hubo 233 ejecuciones en Michoacán, y la mayoría de sus víctimas pertenecían a una u otra banda criminal.

Lo que podría haber comenzado como un pequeño grupo de hombres armados para proteger a sus hijos de las metanfetaminas, se ha convertido en uno de las organizaciones criminales más importantes, que justamente está tan bien armada y organizada como cualquiera de las organizaciones narcotraficantes de más alto rango en México.

La Oficina del Fiscal General afirma que los elementos de la organización no sólo venden narcóticos en la mayoría de los municipios de su estado original, sino que también buscan dominar la ruta de distribución hacia la frontera con Estados Unidos, que serpentea a través del territorio que tradicionalmente estaba en manos del Cartel de Sinaloa. Para eso, han establecido refugios para sus traficantes en puntos estratégicos a lo largo de la ruta hacia el norte. Si bien se origina en Michoacán, La Familia ha extendido sus actividades hasta el Estado de México, donde controla o ha llevado a cabo operaciones en varios municipios.


(Continuará)

Traducido de: Another deadly Mexican syndicate. By George W Grayson, for FPRI.
ISN (International Relations and Security Network)
véase el art. original en:
http://www.isn.ethz.ch/isn/Current-Affairs/Security-Watch/Detail/?id=95963&lng=en

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