10 agosto 2009

Terrorismo Secular y Terrorismo Religioso (I)


Desde la revolución islámica de Irán en 1979, ha habido un constante aumento del terrorismo islamista. Muchos analistas subestiman la base ideológica del terrorismo, y argumentan que son los principios racionales-estratégicos y no los ideológicos los que motivan a los grupos terroristas islámicos. Pero sin embargo, una comparación entre los grupos terroristas con programas seculares y religiosos sugiere que la ideología les preocupa a los dos, y que minimizar la cuestión de la inspiración para el terrorismo en un intento por enfatizar las motivaciones tácticas es inexacto y peligroso.

Algunos investigadores sugieren que para entender el terrorismo es más importante estudiar lo que los terroristas hacen en lugar de lo que dicen. Robert Pape (politólogo de la Universidad de Chicago) argumenta, por ejemplo, que el Islam no tiene nada que ver con el atentado suicida. En cambio, los terroristas suicidas, en cualquier parte del mundo, están más motivados por objetivos tácticos. Pape yuxtapone el terrorismo suicida de los Tigres de Liberación Tamil Eelam (LTTE) con el atentado suicida islamista, para demostrar que el factor común es más bien el deseo de acabar con una ocupación, y no la religión. Por lo tanto, sostiene que enfocarse en la religión es una distracción, y que los políticos que buscan ponerle fin al flagelo de los ataques suicidas tienen que trabajar en cambio abordando las causas más profundas, que Pape ve como la presencia de tropas o intereses en territorios disputados u ocupados.

A pesar del revisionismo avanzado de Pape y otros, el hecho sigue siendo que la mayoría de los ataques suicidas producidos desde 1980 en el mundo en general, y particularmente en Medio Oriente, están patrocinados por grupos terroristas islamistas y no seculares. Pape evita esta conclusión manipulando sus datos de manera tal que no necesita incluir el importante número de ataques suicidas llevados a cabo por sunnitas contra chiítas en Irak.

Martin Kramer, experto en Medio Oriente, sugiere que las tesis de Pape pueden ser reconfortantes para los lectores occidentales que creen que solamente si Estados Unidos retirara sus fuerzas militares del Golfo Pérsico y sólo si toda la ocupación de Medio Oriente termina, entonces no habría más ataques suicidas. El pensamiento occidental admira la empírica, los números y los gráficos. El énfasis secular de las teorías de Pape también son un consuelo. Pero el consuelo o alivio no tiene nada que ver con la realidad. El islamismo es una ideología, y el hecho de que no encaje perfectamente en ninguna de las teorías políticas actuales debería dejarse de lado.

Los fundamentos ideológicos del terrorismo

No prestarle atención a la formación educativa de los terroristas resulta contraproducente. Aunque las herramientas empíricas de la ciencia política todavía están mal equipadas para examinar la cultura, la ideología y las motivaciones, el hecho de que sea difícil cuantificar estos factores no significa que no existan. En lugar de filtrar evidencias para que encajen en el modelo, los científicos políticos responsables tienen que ajustar sus modelos para acomodar la evidencia.

Existen importantes diferencias entre aquellos grupos terroristas que luchan por implementar los principios revolucionarios seculares en base al pensamiento de Vladimir Lenin, Mao Zedong, o Ernesto “Che” Guevara, y los grupos motivados por las teorías revolucionarias religiosas del teórico Sayyid Qutb, de la Hermandad Musulmana, el ayatollah iraní Ruhollah Khomeini, o el teólogo palestino Abullah Yusuf ´Azzam, cuyo concepto de la defensa de las tierras musulmanas como una obligación personal de todos y cada uno de los musulmanes tuvo una importantísima influencia en el fundador de Al Qaeda, Osama bin Laden.

Los escritos de los principales teóricos terroristas ofrecen información sobre sus objetivos políticos. Ya sean laicas o religiosas, la mayoría de las organizaciones terroristas y guerrilleras sostienen como sagradas unas pocas obras influyentes. Entre las obras canónicas seculares o laicas revolucionarias pueden citarse: los libros de Mao y del “Che” Guevara sobre la guerra de guerrillas; “Peoples Army- Peoples War” (Guerra del Pueblo, Ejército del Pueblo), del General Vo Nguyen Giap; “Handbook of Urban Guerrilla Warfare” (un manual de la guerra de guerrillas), de Carlos Marighela; y “Teoría de la Violencia”, de Abraham Guillén.

Los islamistas han reemplazado estos libros por un nuevo canon que incluye ensayos del fundador de la Hermandad Musulmana egipcia, Hasan al-Banna; escritos del principal teórico de la Hermandad Musulmana, Sayyid Qutb; ensayos sobre el gobierno islámico, del Ayatollah Ruhollah Khomeini; “Join the Caravan”, de Abullah Yusuf ´Azzam; “Knights under the Prophet´s Banner” (Caballeros bajo el estandarte del Profeta), de la mano derecha de Bin Laden, Ayman al-Zawahiri. Después de analizar los fundamentos religiosos del atentado suicida, David Bukay, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Haifa, explica: “El atentado suicida en el mundo musulmán no puede separarse de la religión… La base ideológica de tal interpretación tiene profundas raíces en la teología islámica, pero se hizo prominente con el surgimiento en el siglo XX de los teóricos de la Hermandad Musulmana, como Banna y Qutb, y fue desarrollada posteriormente por sus sucesores”.

Terrorismo de agenda secular

No hay nada nuevo acerca del terrorismo inspirado por agendas seculares. Si bien Platón, Aristóteles, e importantes teólogos cristianos como Tomás de Aquino, Juan de Salisbury, y George Buchanan hablan sobre la violencia política, la mayoría de los expertos en terrorismo señalan al “Régimen del Terror” de Maximilien Robespierre durante la Revolución Francesa como el comienzo del terrorismo sistemático político moderno.

A partir del los primeros tiempos del siglo XIX, radicales alemanes e italianos abrazan el terrorismo y, en los años 1880, Narodnaya Volya (Voluntad del Pueblo), que lleva a cabo una violenta campaña de asesinatos para luchar contra la autocracia en Rusia, se convierte en un modelo para otros grupos similares establecidos por armenios, macedonios, bosnios y serbios antes de la Primera Guerra Mundial.

Entre 1914 y 1939, hubo una visible disminución en el terrorismo perpetrado por grupos políticos independientes, aunque los gobiernos fascistas y la Unión Soviética a veces patrocinaban el terror contra sus propios pueblos, con fines políticos internos. Durante la Primera Guerra Mundial, la ayuda del británico T. E. Lawrence a la revuelta árabe en el Hijaz sentó las bases de la moderna guerra de guerrillas, un tema desarrollado más tarde por el revolucionario chino Mao Zedong.

Entre 1945 y 1979 hubo tres principales tipos de entidades terroristas: organizaciones que luchaban por la independencia de ocupadores coloniales, como el “Front de Libération nationale” (FLN) en Argelia, o el Mau Mau en Kenia; grupos separatistas, como el Ejército Republicano Irlandés (IRA) en Irlanda del Norte, y el vasco Euzkadi Ta-Askatasuna (ETA) en España; y revolucionarios socioeconómicos, como los Montoneros en Argentina, los Sandinistas en Nicaragua, el “Baader Meinhof Gang” en Alemania Occidental, y las Brigadas Rojas en Italia. Pero entre todos estos grupos había una coincidencia: sería un intento de justificar sus acciones en la teoría económica o social. En la mayoría de los casos, si no todos, la definición del oponente por parte de las guerrillas y grupos terroristas de agenda secular estaba limitada a un concepto socioeconómico, como el capitalismo “yankee” o la resistencia al imperialismo de países como Gran Bretaña o Francia. Incluso la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) infundió su programa de liberación nacional con la retórica marxista.

Entre los movimientos anticoloniales, la victoria de un grupo terrorista no busca romper el sistema de nación-estado o erradicar al lado vencido. Aunque muchos radicales de izquierda creían sinceramente en un cambio universal con respecto al individuo y su rol en la sociedad, sus verdaderas políticas estaban orientadas más hacia sus intereses locales que a los globales. El intento de Guevara de exportar la revolución cubana al Congo y Bolivia fracasó, y todos los intentos de las guerras latinoamericanas de unirse también fallaron. Tampoco Mao Zedong y Ho Chi Minh buscaban exportar globalmente sus ideologías o prácticas, a pesar de que ninguno de los dos se resistía a utilizar instrumentos de poder estatal para ayudar a grupos de poder en estados vecinos. Además, en casi todos los casos, si un grupo terrorista tomaba un gobierno o expulsaba a un poder colonial, éste, sin embargo, encontraba dentro de sus intereses restaurar las relaciones diplomáticas y económicas lo más pronto posible. Por ejemplo, en Argelia el FLN reestableció sus estrechos vínculos con Francia tras haber conseguido su independencia. En 1963, un año después de que Argelia ganara su inependencia, París le proporcionó 1.3 mil millones de francos (US$260 millones) en préstamos. En ningún caso el enemigo se asociaba con una civilización o cultura en particular, como sí ocurre ahora con el terrorismo pan-islamista.

Aunque era popular hablar acerca de la internacionalización del terrorismo en la década de 1970, los incentivos para la cooperación de grupos terroristas tenían mucho más que ver con las preocupaciones tácticas que con las motivaciones ideológicas. Por ejemplo, cuando George Habash, líder del Frente por la Liberación de Palestina (FLP), convocó en mayo de 1972 a representantes del Ejército Republicano Irlandés, el Baader Meinhof Gang, y el Ejército Rojo Japonés, para una reunión en el campo de refugiados Badawi, en el norte del Líbano, buscaba intercambiar ofertas del PLO y Libia de bases de entrenamiento para grupos terroristas europeos y asiáticos, a cambio de la facilitación de grupos europeos para operaciones del PLO en Europa. La participación del FLP en un ataque del Ejército Rojo Japonés a una refinería de petróleo de la empresa Shell en Pulau Bukom, frente a las costas de Singapur (31 de enero de 1974), estuvo motivada menos por la ideología del PFLP que por un acuerdo de pago al Ejército Rojo Japonés por su ataque al Aeropuerto Lod (más tarde rebautizado como “Aeropuerto Ben Gurión”), en las afueras de Tel Aviv (30 de mayo de 1972).


Notas de la traductora
Para ver las otras dos partes de este artículo, haga click en los siguientes enlaces:
2. Tácticas del terror secular
3. Terrorismo de agenda islamista



Traducido: Contrasting Secular and Religious Terrorism. By: Jonathan Fine.
Middle East Forum. Winter 2008, vol. XV, no. 1
véase el art. original en:
http://www.meforum.org/1826/contrasting-secular-and-religious-terrorism

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