El lanzamiento de un cohete de varias etapas por parte de Corea del Norte ha sido considerado, por expertos internacionales, como un fracaso técnico, pero la prueba al menos tuvo un éxito parcial en dar en cuatro blancos políticos: la audiencia pública nacional norcoreana, la explotación de las divisiones internacionales entre los miembros de las conversaciones de seis partes, la prueba para la administración Obama (recién asumida) y la explotación de los dilemas chinos sobre cómo equilibrar los múltiples objetivos conflictivos en su política con respecto a Corea del Norte.
Objetivo No. 1: La “Canción de Kim Jong Il” suena en Corea del Norte
El lanzamiento del cohete norcoreano Taepodong-2 tuvo lugar unos días antes de la convocatoria de la Asamblea Popular Suprema (SPA) de la República Democrática Popular de Corea (DPRK). Esto tiene un precedente: el ensayo del Taepodong-1, en 1998, fue previsto para justamente antes de una reunión de la SPA y la consolidación del control de Kim Jong Il sobre el estado, el partido y las instituciones militares.
La Agencia Central de Noticias Coreana informó que el satélite Kwangmyongsong-2, “un brillante producto de autosuficiencia, fue puesto en órbita suavemente y con precisión”. Los rumores provenientes de los medios de prensa extranjeros podrían haber desafiado la narración oficial coreana, pero el mensaje para el pueblo de Corea del Norte (después de unos rumores sobre la supuesta enfermedad de Kim) es que el poder de Kim Jong Il permanece intacto, sin amenazas, y sin desafíos (indiscutible).
Objetivo No. 2: Aprovechamiento de las divisiones dentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Un segundo objetivo, pero igualmente importante, del lanzamiento del Taepodong-2, fue la explotación de las divisiones dentro de la comunidad internacional sobre cómo responder ante la provocación de Corea del Norte. Si bien el Consejo de Seguridad de la ONU se convocó rápidamente el domingo a la tarde, pocas horas después del lanzamiento norcoreano, no hubo un consenso fácil entre los Estados Unidos, Japón, China y Rusia, sobre si Corea del Norte debía ser castigada por el lanzamiento de un satélite, “con fines pacíficos”, pero que utilizó la misma tecnología que Corea del Norte ya había utilizado en el fallido ensayo del 2006 que fue condenado por la resolución 1695 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Esta vez, Corea del Norte proporcionó la fecha del lanzamiento, e informó antes a las organizaciones internacionales de aviación y marítimas con respecto a las rutas aéreas y marítimas afectadas. Este irónico progreso en la socialización de Corea del Norte con las normas internacionales no cambian el hecho de que la resolución 1718 del Consejo de Seguridad (que condena a Corea del Norte por la prueba nuclear del año 2006) explícitamente le pide que “suspenda todas las actividades relacionadas como su programa de misiles balísticos”, una prohibición que Corea del Norte ha violado claramente.
Las declaraciones norcoreanas que anticipan una renovada puja en el Consejo de Seguridad, amenazaban con retirarse de las conversaciones de seis partes sobre la desnuclearización si el organismo criticaba a Corea del Norte, asegurando que cualquier declaración de la ONU sería “considerada como un flagrante acto hostil contra la DPRK”. Al amenazar con retirarse, Corea del Norte está jugando con los temores chinos de que una nueva resolución provocara una reacción norcoreana, paralizando efectivamente la respuesta del Consejo de Seguridad.
Objetivo No. 1: La “Canción de Kim Jong Il” suena en Corea del Norte
El lanzamiento del cohete norcoreano Taepodong-2 tuvo lugar unos días antes de la convocatoria de la Asamblea Popular Suprema (SPA) de la República Democrática Popular de Corea (DPRK). Esto tiene un precedente: el ensayo del Taepodong-1, en 1998, fue previsto para justamente antes de una reunión de la SPA y la consolidación del control de Kim Jong Il sobre el estado, el partido y las instituciones militares.
La Agencia Central de Noticias Coreana informó que el satélite Kwangmyongsong-2, “un brillante producto de autosuficiencia, fue puesto en órbita suavemente y con precisión”. Los rumores provenientes de los medios de prensa extranjeros podrían haber desafiado la narración oficial coreana, pero el mensaje para el pueblo de Corea del Norte (después de unos rumores sobre la supuesta enfermedad de Kim) es que el poder de Kim Jong Il permanece intacto, sin amenazas, y sin desafíos (indiscutible).
Objetivo No. 2: Aprovechamiento de las divisiones dentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Un segundo objetivo, pero igualmente importante, del lanzamiento del Taepodong-2, fue la explotación de las divisiones dentro de la comunidad internacional sobre cómo responder ante la provocación de Corea del Norte. Si bien el Consejo de Seguridad de la ONU se convocó rápidamente el domingo a la tarde, pocas horas después del lanzamiento norcoreano, no hubo un consenso fácil entre los Estados Unidos, Japón, China y Rusia, sobre si Corea del Norte debía ser castigada por el lanzamiento de un satélite, “con fines pacíficos”, pero que utilizó la misma tecnología que Corea del Norte ya había utilizado en el fallido ensayo del 2006 que fue condenado por la resolución 1695 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Esta vez, Corea del Norte proporcionó la fecha del lanzamiento, e informó antes a las organizaciones internacionales de aviación y marítimas con respecto a las rutas aéreas y marítimas afectadas. Este irónico progreso en la socialización de Corea del Norte con las normas internacionales no cambian el hecho de que la resolución 1718 del Consejo de Seguridad (que condena a Corea del Norte por la prueba nuclear del año 2006) explícitamente le pide que “suspenda todas las actividades relacionadas como su programa de misiles balísticos”, una prohibición que Corea del Norte ha violado claramente.
Las declaraciones norcoreanas que anticipan una renovada puja en el Consejo de Seguridad, amenazaban con retirarse de las conversaciones de seis partes sobre la desnuclearización si el organismo criticaba a Corea del Norte, asegurando que cualquier declaración de la ONU sería “considerada como un flagrante acto hostil contra la DPRK”. Al amenazar con retirarse, Corea del Norte está jugando con los temores chinos de que una nueva resolución provocara una reacción norcoreana, paralizando efectivamente la respuesta del Consejo de Seguridad.
Objetivo No. 3: Poner a prueba a la administración Obama.
Un tercer blanco del ensayo norcoreano es la administración Obama. Al crear una crisis en una etapa tan temprana del gobierno, la DPRK está probando la capacidad de respuesta de la administración Obama, magnificando su propia capacidad de fabricar una crisis, en un intento por controlar la agenda y definir los términos de interacción a favor de Corea del Norte.
Corea del Norte utilizó una estrategia parecida cuando desafió a la nueva administración Clinton anunciando su retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear en marzo de 1993. El fracaso de su lanzamiento y la respuesta inicial del presidente Obama el mismo día en que daba un importante discurso político sobre desarme nuclear mitigaron los efectos iniciales del lanzamiento, pero el estancamiento en el Consejo de Seguridad de la ONU podría ser considerado por los norcoreanos como un éxito.
El desafío para la administración Obama es doble: cómo unificar a la comunidad internacional en una condena hacia las acciones de Corea del Norte, especialmente a la luz del precedente establecido por las resoluciones del Consejo de Seguridad al respecto, y cómo establecer las bases para una postura internacional unificada como telón de fondo para todo proceso de negociación futuro con Corea del Norte. Una declaración excesivamente débil por parte de la ONU les permitiría a los críticos atacar a la administración por su contemporización, mientras que una declaración demasiado fuerte podría hacer que los norcoreanos cierren los canales de negociación. Además, la administración Obama tiene que encontrar una forma de mantener su compromiso con las conversaciones six-partitas a pesar de que la posible presión norcoreana las convierta en bilaterales y que posterguen los compromisos de desnuclearización.
Objetivo No. 4: Explotación del dilema chino con la DPRK
El cuarto objetivo político del ensayo de Corea del Norte es China. Corea del Norte sabe que China está avergonzada por su fracaso público en contener los ensayos misilísticos y nucleares norcoreanos en el año 2006. Al efectuar un ensayo misilístico a comienzos del Año de Amistad Sino-DPRK, diseñado con el objetivo de consolidar los vínculos entre Beijing y Pyongyang, el liderazgo de Corea del Norte demuestra que ha “domesticado” a China. El comercio y la cooperación china con Corea del Norte sigue viento en popa, a pesar del estancamiento de las relaciones económicas intercoreanas. ¿Por qué China sigue pagándole a Corea del Norte en vez de utilizar su ventaja económica para alcanzar sus objetivos políticos? Porque los líderes chinos han aprendido que no pueden darse el lujo de utilizar esa ventaja sin sufrir algunas consecuencias negativas en sus propios intereses nacionales.
El dilema de China es triple: necesita seguir trabajando con Estados Unidos para contener a Corea del Norte, necesita mantener la estabilidad de Corea del Norte para evitar una ráfaga de efectos desestabilizadores sobre China, y también necesita ser capaz de demostrar que todavía tiene influencia sobre Pyongyang para convencer a Estados Unidos de que aún puede ser útil en el manejo de las cuestiones de seguridad en la península de Corea. La estabilidad es la primera prioridad, luego la desnuclearización; en todo momento, China necesita caminar en la cuerda floja entre estas prioridades para enfatizar su continua participación en el proceso. Para Corea del Norte, desairar a China mientras que depende de Beijing como salvataje económico, y jugar con los dos temores chinos (de inestabilidad regional y de desconfianza estratégica de los Estados Unidos) es el punto ideal. A pesar de su fracaso técnico, el ensayo de Corea del Norte en principio parece haber acertado en múltiples objetivos políticos.
Un tercer blanco del ensayo norcoreano es la administración Obama. Al crear una crisis en una etapa tan temprana del gobierno, la DPRK está probando la capacidad de respuesta de la administración Obama, magnificando su propia capacidad de fabricar una crisis, en un intento por controlar la agenda y definir los términos de interacción a favor de Corea del Norte.
Corea del Norte utilizó una estrategia parecida cuando desafió a la nueva administración Clinton anunciando su retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear en marzo de 1993. El fracaso de su lanzamiento y la respuesta inicial del presidente Obama el mismo día en que daba un importante discurso político sobre desarme nuclear mitigaron los efectos iniciales del lanzamiento, pero el estancamiento en el Consejo de Seguridad de la ONU podría ser considerado por los norcoreanos como un éxito.
El desafío para la administración Obama es doble: cómo unificar a la comunidad internacional en una condena hacia las acciones de Corea del Norte, especialmente a la luz del precedente establecido por las resoluciones del Consejo de Seguridad al respecto, y cómo establecer las bases para una postura internacional unificada como telón de fondo para todo proceso de negociación futuro con Corea del Norte. Una declaración excesivamente débil por parte de la ONU les permitiría a los críticos atacar a la administración por su contemporización, mientras que una declaración demasiado fuerte podría hacer que los norcoreanos cierren los canales de negociación. Además, la administración Obama tiene que encontrar una forma de mantener su compromiso con las conversaciones six-partitas a pesar de que la posible presión norcoreana las convierta en bilaterales y que posterguen los compromisos de desnuclearización.
Objetivo No. 4: Explotación del dilema chino con la DPRK
El cuarto objetivo político del ensayo de Corea del Norte es China. Corea del Norte sabe que China está avergonzada por su fracaso público en contener los ensayos misilísticos y nucleares norcoreanos en el año 2006. Al efectuar un ensayo misilístico a comienzos del Año de Amistad Sino-DPRK, diseñado con el objetivo de consolidar los vínculos entre Beijing y Pyongyang, el liderazgo de Corea del Norte demuestra que ha “domesticado” a China. El comercio y la cooperación china con Corea del Norte sigue viento en popa, a pesar del estancamiento de las relaciones económicas intercoreanas. ¿Por qué China sigue pagándole a Corea del Norte en vez de utilizar su ventaja económica para alcanzar sus objetivos políticos? Porque los líderes chinos han aprendido que no pueden darse el lujo de utilizar esa ventaja sin sufrir algunas consecuencias negativas en sus propios intereses nacionales.
El dilema de China es triple: necesita seguir trabajando con Estados Unidos para contener a Corea del Norte, necesita mantener la estabilidad de Corea del Norte para evitar una ráfaga de efectos desestabilizadores sobre China, y también necesita ser capaz de demostrar que todavía tiene influencia sobre Pyongyang para convencer a Estados Unidos de que aún puede ser útil en el manejo de las cuestiones de seguridad en la península de Corea. La estabilidad es la primera prioridad, luego la desnuclearización; en todo momento, China necesita caminar en la cuerda floja entre estas prioridades para enfatizar su continua participación en el proceso. Para Corea del Norte, desairar a China mientras que depende de Beijing como salvataje económico, y jugar con los dos temores chinos (de inestabilidad regional y de desconfianza estratégica de los Estados Unidos) es el punto ideal. A pesar de su fracaso técnico, el ensayo de Corea del Norte en principio parece haber acertado en múltiples objetivos políticos.
trad. de: North Korea Missile Test: Off -target? By Scott Snyder. GlobalSecurity.Org
véase el art. original en: http://sitrep.globalsecurity.org/articles/090406290-north-koreas-missile-test-off-.htm
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