Al momento de publicar este artículo, el Consejo de Seguridad de la ONU ya aprobó por unanimidad, hoy viernes, la elaboración de un paquete de sanciones más estrictas que, entre otras cosas, exhorta a los miembros de las Naciones Unidas a inspeccionar los buques de carga y los aviones sospechosos de transportar materiales militares desde y hacia Corea del Norte.
En este artículo, completo lo que había quedado pendiente del artículo anterior. Tal vez mañana pueda escribir unas palabras más sobre estas nuevas sanciones hacia Norcorea, y no dejen de leer la aclaración al final del artículo de hoy. Muchas gracias, espero sepan disculpar el desorden.
La presión económica
Una de las formas que siempre se mencionan como factibles para influír en el comportamiento de Corea del Norte, es la presión económica. Sin embargo, es poco probable que esta presión, ya sea negativa o positiva, tenga un impacto considerable.
Estados Unidos y la ONU podrían imponer sanciones aún más estrictas que las que ya se han aplicado. Pero estas sanciones podrían ser puramente simbólicas, por dos motivos: primero, porque Estados Unidos, Japón y otros países casi no tienen ninguna relación económica con Corea del Norte, y segundo, porque es poco probable que tales sanciones sean lo suficientemente estrictas, y consistentes, como para provocarle algún disgusto a Corea del Norte. El comercio surcoreano con el Norte alcanzó los $1.8 millones en el año 2008, pero las cifras han disminuido significativamente este año, reduciendo la potencial influencia surcoreana sobre el norte.
El único país que podría afectar a la economía de Norcorea de manera importante es China. De hecho, los chinos parecen estar bastante enojados con los últimos movimientos de Norcorea, y el ensayo nuclear en particular ha sido un verdadero insulto para los esfuerzos diplomáticos chinos. También hubo un intenso debate dentro de China acerca de la mejor forma de tratar con Corea del Norte, y la cuestión de si Norcorea seguía siendo estratégicamente importante para China.
No obstante, es poco probable que China vaya a usar este tipo de presión económica, o que tal presión funcione. China sigue fomentando las relaciones económicas con Corea del Norte y, en gran medida, sus políticas económicas hacia aquel país han estado siempre diseñadas como para evitar la inestabilidad, a través de la asistencia económica. Es decir: China enfrenta el mismo problema que los otros países: cómo presionar y persuadir a Norcorea para que tome una postura más moderada, sin forzarla tanto como para que se derrumbe. De esta forma, la dependencia de Corea del Norte hacia la ayuda china limita la capacidad de China de presionar a Norcorea –Norcorea es tan vulnerable que China necesita ser bastante cuidadosa en sus políticas hacia ella. Y China, como Corea del Sur, tienen que preocuparse por las posibles consecuencias de un colapso norcoreano, que podría resultar en cientos de miles de refugiados norcoreanos, un ejército norcoreano grande y bien armado que no se desarmaría voluntariamente, armas nucleares de paradero desconocido y sin control por ninguna autoridad central, y los consecuentes costos sociales, económicos y culturales de hacer frente a una implosión. Por lo tanto, las perspectivas de China ejerciendo alguna presion significativa sobre Norcorea, se esfuman.
En resumen, el rango de políticas disponibles, tanto para Obama como para los otros gobiernos de la región, es bastante limitado. Pocos países considerarían seriamente una acción militar para que el régimen colapse, por miedo a que dicho colapso pudiera traer una mayor inestabilidad en la región (no olvidemos que Corea del Norte tiene armas nucleares). Y por otra parte, pocos países están deseosos de normalizar las relaciones con Corea del Norte, ofrecerle considerables incentivos económicos o diplomáticos, para que vuelva a la mesa de las negociaciones. A Obama, entonces, le quedan pocas posibilidades: una presión “retórica”, una diplomacia moderada (bilateral o multilateral) y sanciones leves.
El componente diplomático
Hay un par de componentes distintos en la respuesta diplomática norteamericana a la acción provocativa de Norcorea.
Antes que nada, está el intercambio de información entre las cinco partes (fuera de Corea del Norte) de las Conversaciones Sixpartitas. Actualmente, se está haciendo muy bien. Obama ha comenzado un proceso para evaluar internamente las reacciones o las declaraciones norcoreanas, y luego consultar primero con sus aliados en Corea del Sur y Japón, con los chinos y, si el tiempo lo permite, con los rusos.
El segundo aspecto fundamental, es el máximo uso posible del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: colaborando los cinco miembros permanentes y una masa crítica de los otros miembros, ya sea para llegar a una resolución nueva, o a un endurecimiento de las sanciones ya existentes (fijadas en el marco de la Resolución 1718 del Consejo de Seguridad de la ONU, a raíz del primer ensayo nuclear norcoreano en octubre del año 2006). Este es el mensaje más importante: no tanto por la severidad de las sanciones, sino por la imagen de un Consejo de Seguridad unido, en un mensaje colectivo, en un periodo relativamente corto de tiempo.
El dilema de las conversaciones bilaterales y las multilaterales
En relación a los últimos quince años, se ve que hay un enfoque de conversaciones bilaterales entre Corea del Norte y Estados Unidos, que ha dado buenos resultados (y rápidos). Las conversaciones multilaterales no han rendido tan bien; incluso en los posibles “éxitos” de tales conversaciones, hubo un componente bilateral (por ejemplo, las reuniones Estados Unidos-Corea del Norte en Berlín y en Singapur en el 2007, que luego se tradujeron en un proceso sixpartito).
Al margen de todo, la cuestión nuclear norcoreana tiene implicancias regionales e internacionales, por lo que se necesita la participación y la aceptación de varios países (Pyongyang, si tiene que decidir, es bastante rehacio al marco multilateral). Las conversaciones bilaterales pueden seguir dando buenos resultados, pero la solución para el problema nuclear norcoreano exige no solo una participación multilateral sino que, además, se haga un hábito, que deje de ser algo extraordinario.
Estados Unidos y la ONU podrían imponer sanciones aún más estrictas que las que ya se han aplicado. Pero estas sanciones podrían ser puramente simbólicas, por dos motivos: primero, porque Estados Unidos, Japón y otros países casi no tienen ninguna relación económica con Corea del Norte, y segundo, porque es poco probable que tales sanciones sean lo suficientemente estrictas, y consistentes, como para provocarle algún disgusto a Corea del Norte. El comercio surcoreano con el Norte alcanzó los $1.8 millones en el año 2008, pero las cifras han disminuido significativamente este año, reduciendo la potencial influencia surcoreana sobre el norte.
El único país que podría afectar a la economía de Norcorea de manera importante es China. De hecho, los chinos parecen estar bastante enojados con los últimos movimientos de Norcorea, y el ensayo nuclear en particular ha sido un verdadero insulto para los esfuerzos diplomáticos chinos. También hubo un intenso debate dentro de China acerca de la mejor forma de tratar con Corea del Norte, y la cuestión de si Norcorea seguía siendo estratégicamente importante para China.
No obstante, es poco probable que China vaya a usar este tipo de presión económica, o que tal presión funcione. China sigue fomentando las relaciones económicas con Corea del Norte y, en gran medida, sus políticas económicas hacia aquel país han estado siempre diseñadas como para evitar la inestabilidad, a través de la asistencia económica. Es decir: China enfrenta el mismo problema que los otros países: cómo presionar y persuadir a Norcorea para que tome una postura más moderada, sin forzarla tanto como para que se derrumbe. De esta forma, la dependencia de Corea del Norte hacia la ayuda china limita la capacidad de China de presionar a Norcorea –Norcorea es tan vulnerable que China necesita ser bastante cuidadosa en sus políticas hacia ella. Y China, como Corea del Sur, tienen que preocuparse por las posibles consecuencias de un colapso norcoreano, que podría resultar en cientos de miles de refugiados norcoreanos, un ejército norcoreano grande y bien armado que no se desarmaría voluntariamente, armas nucleares de paradero desconocido y sin control por ninguna autoridad central, y los consecuentes costos sociales, económicos y culturales de hacer frente a una implosión. Por lo tanto, las perspectivas de China ejerciendo alguna presion significativa sobre Norcorea, se esfuman.
En resumen, el rango de políticas disponibles, tanto para Obama como para los otros gobiernos de la región, es bastante limitado. Pocos países considerarían seriamente una acción militar para que el régimen colapse, por miedo a que dicho colapso pudiera traer una mayor inestabilidad en la región (no olvidemos que Corea del Norte tiene armas nucleares). Y por otra parte, pocos países están deseosos de normalizar las relaciones con Corea del Norte, ofrecerle considerables incentivos económicos o diplomáticos, para que vuelva a la mesa de las negociaciones. A Obama, entonces, le quedan pocas posibilidades: una presión “retórica”, una diplomacia moderada (bilateral o multilateral) y sanciones leves.
El componente diplomático
Hay un par de componentes distintos en la respuesta diplomática norteamericana a la acción provocativa de Norcorea.
Antes que nada, está el intercambio de información entre las cinco partes (fuera de Corea del Norte) de las Conversaciones Sixpartitas. Actualmente, se está haciendo muy bien. Obama ha comenzado un proceso para evaluar internamente las reacciones o las declaraciones norcoreanas, y luego consultar primero con sus aliados en Corea del Sur y Japón, con los chinos y, si el tiempo lo permite, con los rusos.
El segundo aspecto fundamental, es el máximo uso posible del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: colaborando los cinco miembros permanentes y una masa crítica de los otros miembros, ya sea para llegar a una resolución nueva, o a un endurecimiento de las sanciones ya existentes (fijadas en el marco de la Resolución 1718 del Consejo de Seguridad de la ONU, a raíz del primer ensayo nuclear norcoreano en octubre del año 2006). Este es el mensaje más importante: no tanto por la severidad de las sanciones, sino por la imagen de un Consejo de Seguridad unido, en un mensaje colectivo, en un periodo relativamente corto de tiempo.
El dilema de las conversaciones bilaterales y las multilaterales
En relación a los últimos quince años, se ve que hay un enfoque de conversaciones bilaterales entre Corea del Norte y Estados Unidos, que ha dado buenos resultados (y rápidos). Las conversaciones multilaterales no han rendido tan bien; incluso en los posibles “éxitos” de tales conversaciones, hubo un componente bilateral (por ejemplo, las reuniones Estados Unidos-Corea del Norte en Berlín y en Singapur en el 2007, que luego se tradujeron en un proceso sixpartito).
Al margen de todo, la cuestión nuclear norcoreana tiene implicancias regionales e internacionales, por lo que se necesita la participación y la aceptación de varios países (Pyongyang, si tiene que decidir, es bastante rehacio al marco multilateral). Las conversaciones bilaterales pueden seguir dando buenos resultados, pero la solución para el problema nuclear norcoreano exige no solo una participación multilateral sino que, además, se haga un hábito, que deje de ser algo extraordinario.
Aclaración (sobre éste y otros artículos):
Cuando al final de un artículo aparece la palabra "Fuente", quiere decir que he tomado los datos de dicha fuente, pero NO ES UNA TRADUCCIÓN ESTRICTA. Es decir: he suprimido partes que consideré innecesarias (a veces los artículos son demasiado extensos y es posible resumirlos), tal vez agrego palabras propias, y así por el estilo. Es una elaboración más personal.
En caso de que sea una traducción estricta, lo aclararé de la forma: "Traducido de:"
Gracias por vuestra amable atención, hasta pronto!
Fuente:
ECONOMIC LEVERAGE. David C. Kang, Director, Korean Studies Institute, University of Southern California
DIPLOMATIC ENGAGEMENT. Charles "Jack" Pritchard, President, Korea Economic Institute, ex embajador y enviado especial para las negociaciones con Corea del Norte en los años 2001-2003
En: The North Korean Puzzle (Council on Foreign Relations), entrevistas realizadas por: Robert McMahon y Jayshree Bajoria
véase el art. en:
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