25 junio 2008

F-22 RAPTOR

La última vez publiqué un video sobre el F-22 Raptor, y no lo había mencionado en el artículo. He aquí una "pantallazo" sobre este caza.
El F-22 Raptor es un avión de combate de la USAF (Fuerza Aérea de los EE.UU). Su combinación de sigilo (stealth), supercrucero, maniobrabilidad, y aviónica integrada, junto con una mejorada soportabilidad, representa un salto exponencial en las capacidades para la guerra. El Raptor realiza misiones aire-aire y aire-tierra, permitiendo una completa realización de conceptos operacionales vitales para la Fuerza Aérea del siglo XXI.

El F-22A, un componente crítico de la Fuerza de Tareas de Ataque Global (Global Strike Task Force), está diseñado para proyectar el dominio del aire, rápidamente y a grandes distancias. El F-22A no puede ser comparado con ningún otro avión de combate, actual o proyectado.

Características

Una combinación de capacidad de sensores, aviónica integrada, conciencia situacional, y armas, proporciona una primera oportunidad contra las amenazas. El F-22A posee un sofisticado conjunto de sensores que le permiten al piloto rastrear, identificar, disparar y eliminar amenazas aire-aire antes de ser detectado. Significativos avances en el diseño de la cabina y la fusión de sensores mejoran la conciencia situacional del piloto. En la configuración aire-aire el Raptor lleva seis misiles AIM-120 AMRAAM y dos AIM-9 Sidewinders.

El F-22 A tiene una significativa capacidad para atacar objetivos de superficie. En la configuración aire-tierra el avión puede llevar dos GBU-32 Joint Direct Attack Munitions (municiones de ataque directo conjunto) de 450 kg internamente, y utilizará aviónica de a bordo para la navegación y la entrega de armas. Próximamente, la capacidad aire-tierra se verá aumentada con el agregado de un radar más moderno y hasta ocho bombas de diámetro pequeño. El Raptor también llevará dos AIM-120 y dos AIM-9 en la configuración aire-tierra.

Los avances en las tecnologías de baja detectabilidad proporcionan supervivencia y letalidad significativamente mejoradas contra amenazas aire-aire y tierra-aire.

Los motores del F-22A producen más empuje que cualquier motor de combate actual. La combinación de un elegante diseño aerodinámico y un incrementado empuje permite al F-22A volar a una velocidad de crucero supersónica (superior a Mach 1.5) sin usar postquemadores (quemadores auxiliares): una característica que se conoce como “supercrucero”. Los actuales aviones de combate tienen que usar postquemadores de combustible para maniobrar a velocidades supersónicas.

El sofisticado diseño del F-22A, los avanzados controles de vuelo, el empuje vectorial, y la alta proporción empuje-peso proporcionan la capacidad de superar en estrategia a todos los aviones de combate actuales y en proyecto. El diseño del F-22A ha sido ampliamente sometido a ensayo y refinado aerodinámicamente durante el proceso de desarrollo.

Las características del F-22A proporcionan un efecto sinérgico que asegura su letalidad contra todas las amenazas aéreas de avanzada. La combinación de sigilo (stealth), aviónica integrada y supercrucero reduce drásticamente la cobertura de la participación de misiles tierra-aire y minimiza las capacidades enemigas de rastrear y trabar combate con el F-22A. La combinación de observabilidad reducida y supercrucero acentúa la ventaja de la sorpresa en el entorno táctico.

El F-22A tendrá una mejor fiabilidad y facilidad de mantenimiento que cualquier avión de combate de la historia. Esto redunda en una menor cantidad de tiempo y mano de obra para la reparación del avión y en una capacidad de operar más eficientemente.

Antecedentes

El Advanced Tactical Fighter (caza táctico avanzado) entró en la fase de Demostración y Validación en 1986. Los aviones prototipo (YF-22 e YF-23) completaron sus primeros vuelos a fines de 1990. Finalmente el YF-22 fue seleccionado como el mejor de los dos en ingeniería, y el desarrollo comenzó en 1991 con los contratos de Lockheed/Boeing (fuselaje) y Pratt&Whitney (motores). EMD incluyó amplios ensayos de sistemas y subsistemas, así como también ensayos de vuelo con nueve aviones en la Base de la Fuerza Aéra Edwards, en California.

El programa recibió su aprobación para entrar en la fase inicial de producción (en baja proporción) en el año 2001. La evaluación inicial operativa y de ensayo por parte del Air Force Operational Test and Evaluation Center fue completada exitosamente en el 2004. En base a la madurez del diseño y otros factores, el programa recibió la aprobación para la producción a gran escala en el 2005. El Comando de Educación y Adiestramiento Aéreo (AETC, Air Education and Training Command) y el Comando de Combate Aéreo (Air Combat Command) son las principales organizaciones de la USAF que vuelan los F-22. Este avión fue designado como F/A-22 durante un breve periodo antes de ser rebautizado como F-22 A en diciembre de 2005.

Características generales

Función primaria: dominio aéreo, caza de combate multi – rol.
Contratistas: Lockheed-Martin, Boeing.
Motor: dos motores de tipo turbofan Pratt&Whitney con postquemadores (quemadores auxiliares) y dos boquillas de empuje vectorial biaxial.
Empuje: 16.000 kg (cada motor)
Envergadura de alas: 13.6 metros
Longitud: 18.9 metros
Peso: 19.700 kg.
Peso máximo de despegue: 38.000 kg.
Capacidad de combustible: interna: 8.200 kg., con dos tanques de combustible externos: 11.900 kg.
Carga explosiva: igual que la carga de armamento aire-aire o aire-tierra; con o sin dos tanques de combustible externos en las alas.
Velocidad: Mach 2 con capacidad de supercrucero.
Autonomía: más de 3000 km de transporte con dos tanques de combustible externos en las alas (1.600 millas náuticas).
Límite (altitud): más de 50.000 pies (15 kilómetros).
Armamento: un cañón M61A2 de 20 mm con 480 proyectiles, con bahías internas de transporte de armas con dos misiles AIM-9 aire-aire infrarrojos (buscadores de calor) y bahías de transporte interno con seis misiles AIM-120 aire-aire, guiados por radar (carga aire-aire) o dos GBU-32 JDAM de 1000 libras y dos misiles AIM-120 aire-aire guiados por radar (carga aire-tierra).
Tripulación: uno.
Costo por unidad: $142 millones.
Capacidad operativa inicial: diciembre de 2005.
Inventario: total de la fuerza, 91.




En el siguiente artículo, una explicación sobre los misiles AIM-120 AMRAAM, AIM-9 Sidewinder, y las municiones GBU-32 JDAM.

Traducido de: Air Force Link
véase el art. original en: http://www.af.mil/factsheets/

12 junio 2008

Tecnología Militar (EEUU): Guerra Aérea

Los aviones de combate como el F-15 norteamericano y el MIG-29 ruso fueron diseñados en la década de 1970 para el combate aire- aire, pero esto se ha vuelto tan raro como las acciones de buque a buque.

Dado que los israelíes destruyeron la mayor parte de la fuerza aérea siria en 1982, y los EEUU y sus aliados hicieron un trabajo similar con la fuerza aérea iraquí en 1991, pocas aeronaves (o ninguna) han estado dispuestas a desafiar a los ejércitos occidentales “top”.

La Fuerza Aérea norteamericana no ha producido un “ace” (un aviador con por lo menos cinco bajas contrarias) desde 1972. Esto puede cambiar con la venta a China del Sukhoi Su-30 de construcción rusa, cuyas funciones características se dice que exceden las del F-15C; pero el F/A-22 Raptor, el F-35 Joint Strike Fighter, y el Eurofighter restaurarían la ventaja occidental. Sin embargo, las posibilidades de un futuro combate aéreo siguen siendo escasas.

Los modernos misiles aire-aire suponen un peligro más inmediato, debido a que son más baratos y más fáciles de maniobrar. Los EEUU y sus aliados han desarrollado métodos efectivos para neutralizar la mayoría de las defensas aéreas. Además de los jammers (módulos de interferencia), misiles anti radares, y misiles señuelos, los EEUU emplean tecnología stealth, usada por primera vez en el F-117 Nighthawk, luego en el B-2 Spirit, y ahora en el F/A-22 y el F-35. Los futuros aviones podrían ser diseñados con una tecnología de “visual stealth” para hacerlos casi invisibles incluso en plena luz del día. Ninguna otra nación ha desplegado ningún avión stealth. Pero sin embargo, las avanzadas redes sensoras actuales pueden ser capaces de detectar aviones stealth de primera generación. Los serbios, por ejemplo, lograron derribar un F-117 en 1999.

Ninguno de los misiles tierra-aire más sofisticados, como los misiles rusos de dos dígitos SAM (SA-10, SA-15, SA-20), estaban disponibles en Irak, Serbia, Afganistán, o cualquier otro estado contra el que haya luchado EEUU en los últimos años, pero están siendo vendidos a otros clientes, entre ellos China, Vietnam, Kazajstán, Corea del Sur, Grecia y Chipre. Lo mismo ocurre con los misiles antiaéreos lanzados desde el hombro, como el FIM-92 Stinger estadounidense, el británico Starstreak, el francés Mistral, el chino Qianwei-2, y los rusos SA-7 Grail, SA-14 Gremlin, SA-16 Gimlet y SA-18 Grouse. Hay por lo menos cien mil sistemas de este tipo en los arsenales de más de cien estados, y por lo menos en los de trece grupos no-estatales como el Hezbollah, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y los Tigres Tamil. Los mejores modelos tienen un alcance de 700 kilómetros.

El potencial de los misiles portátiles fue demostrado en la década de 1980 cuando los Stinger tuvieron una importante tasa de letalidad sobre los aviones soviéticos en Afganistán. La amenaza es suficiente como para que los EEUU se basen cada vez más en aviones teledirigidos no tripulados para las misiones de alto riesgo, y ordenen que los aviones tripulados en zona de guerra permanezcan por encima de los 15.000 o 20.000 pies.

Los misiles SAM suponen una amenaza particularmente grande para los helicópteros, que no tienen la opción de volar a semejante altitud, y para los aviones que están despegando o aterrizando. Por caso, tres aviones de carga que dejaban el Aeropuerto Internacional de Bagadad se vieron seriamente dañados por misiles, y, mientras todos sobrevivieron, varios helicópteros norteamericanos fueron atacados con SAMs en Irak y no en Afganistán. Un avión de línea iraní casi fue derribado en Mombasa, Kenia, en el 2002, por un bombardeo de Al Qaeda con un SA-7. Solamente el error de los terroristas al enfocarse en el blanco evitó la muerte de 271 pasajeros y la tripulación. Otras aeronaves civiles fueron menos afortunadas.

Suponiendo que los aviones de guerra puedan llegar a destino, la creciente precisión de las bombas y los misiles ha hecho posible derribar o eliminar objetivos con menos municiones y más pequeñas que antes. (La última bomba de la Fuerza Aérea norteamericana lleva solamente 22 kg de explosivos). Las armas son cada vez más inteligentes. El Sensor-Fuzed Weapon (arma de sensores fusionados) norteamericano, utilizado por primera vez en la actual guerra de Irak, dispersa 40 “skeet” de ojivas anti-armaduras que utilizan sensores infrarrojos y láser para encontrar y destruir vehículos blindados en un radio de 30 acres. El Tactical Tomahawk, que entró en producción en el 2004, puede merodear por hasta tres horas mientras busca objetivos, y puede recibir instrucciones de búsqueda de nuevos objetivos mientras está en vuelo.

La preponderancia de los EEUU en bombas y misiles inteligentes ayuda a compensar el relativamente pequeño tamaño de su fuerza bombardera tripulada. En el 2005, la Fuerza Aérea norteamericana tenía solamente 157 bombarderos de largo alcance (B-52, B-1, B-2), una caída considerable desde la Segunda Guerra Mundial (cuando EEUU tenía 34.780) pero también desde finales de la Guerra Fría (360). Aunque son pocos en cantidad, cada B-2 puede desarrollar la tarea de miles de B-29, revisando unos 80 objetivos por salida.

Una multitud de otros aviones, que van desde JSTARS y AWACS hasta Rivet Joint y Global Hawk, llevan a cabo misiones de vigilancia y guerra electrónica en apoyo a las fuerzas de combate. Su número ha ido creciendo: mientras que había solamente dos JSTARS en la Guerra del Golfo, en la Guerra de Irak hay 15. Pero los comandantes se han vuelto tan dependientes de estos sistemas, que nunca parece ser suficiente para revertir el problema LD/HD (Low Density/High Demand: Baja Densidad/Alta Demanda). También estos son uno de los pocos bienes vitales para EEUU que pocas otras naciones tienen.

Los aviones cisterna como el KC-10 y el KC-135 amplían enormemente el alcance y la efectividad de los aviones de combate. Los elevadores de carga como el C-5, C-17 y C-130 (norteamericanos), y el An-70 y An-225 (rusos) también cumplen un rol incalculable, si bien poco atractivo, en la proyección del poderío militar alrededor del mundo. EEUU posee unos 740 aviones cisterna y unos 1.200 aviones de carga –muchos más que cualquier otro país. La falta de estos aviones de apoyo haría muy difícil hasta para los ejércitos europeos más sofisticados trasladar a sus tropas bastante lejos.

A continuación: F-22 Raptor



04 junio 2008

Tecnología Militar (EEUU): Guerra Naval




Guerra Naval

Las armadas siguen estando divididas, como lo han estado desde los albores de la segunda era industrial, en portaaviones, submarinos y buques de superficie. La principal diferencia es que la competencia naval en aguas azules ha desaparecido después de más de 500 años. Incluso nadie intenta desafiar a la Marina de los EE.UU. en alta mar. Prácticamente todas las demás Marinas en el mundo son poco más que una fuerza de patrulla costera.

Los EE.UU. cuentan con doce portaaviones, nueve de ellos de la clase Nimitz, supercarriers de energía nuclear que pueden llevar más de setenta aviones de alto rendimiento (como los F/A-18 Super Hornet). Un décimo supercarrier está en construcción. Nadie más tiene ni uno solo. Francia tiene el único portaaviones nuclear del mundo, el Charles de Gaulle, pero es de la mitad del tamaño del Nimitz. Rusia tiene un portaaviones, el Almirante Kuznetsov, que rara vez sale del puerto, y ha vendido otro, el Almirante Gorshkov, a la India. Gran Bretaña tiene tres pequeños portaaviones de clase “Invincible” que se utilizan solo para helicópteros y jets Harrier de despegue vertical. Francia, Italia, España, Japón y Corea del Sur tienen transportadores de helicópteros en construcción. Estas naves son comparables a los doce buques anfibios de asalto de la Marina norteamericana que transportan helicópteros, jets y marines.

Siempre que salen del puerto, los buques de capital estadounidense están rodeados por una escolta de superficie y submarina. Veinticuatro cruceros de clase Ticonderoga y 45 (y contando) destructores de clase Arleigh-Burke están equipados con sistemas de radares Aegis, de búsqueda por fase, que pueden rastrear hasta 900 objetivos en un radio de 480 kilómetros. Estos combatientes de superficie también pueden operar por cuenta propia o en conjunción con embarcaciones más pequeñas, como fragatas y buscaminas.


En la Segunda Guerra Mundial, los buques que no llevaban aviones se limitaban a disparar torpedos o cañones con un alcance de menos de 50 kilómetros. A partir de la década de 1960, algunos submarinos fueron equipados con misiles balísticos de alcance intercontinental, pero su orientación con respecto al objetivo era tan imprecisa que no tenía sentido equiparlos con ojivas convencionales. Los misiles balísticos submarinos se convirtieron en el principal sostén de la disuasión nuclear. El desarrollo de misiles crucero precisos a partir de 1970 permitió a los combatientes submarinos y de superficie atacar objetivos a cientos de kilómetros de distancia con artillería convencional. Las mejoras en el diseño de los torpedos, incluyendo el desarrollo de torpedos de supercavitación propulsados por cohetes, permitirán también a los submarinos causar mayor daño en su tradicional rol anti-buques.

Los EE.UU. tienen la flota más grande del mundo de submarinos nucleares de ataque (54) y submarinos nucleares con misiles balísticos (16). Rusia ocupa la segunda posición, con 37 submarinos de ataque y 14 submarinos de misiles balísticos. Gran Bretaña tiene 15 submarinos nucleares, seguido por Francia con 10, y China con 6. Los submarinos norteamericanos no solamente son los más numerosos, sino que también son los más avanzados. Los más sofisticados son los tres Seawolf del año 1990, descriptos por un analista de defensa como “los más rápidos, silenciosos, y más fuertemente armados de los buques submarinos jamás construidos”.

Debido a la creciente potencia de estas embarcaciones, y la falta de competidores, la Marina de los EE.UU. ha consolidado su hegemonía en alta mar, a pesar de que su flota se ha reducido desde los casi 500 buques en la década de 1980 hasta menos de 300 en los primeros años del siglo XXI. La potencia de los buques de guerra norteamericanos se ve incrementada por la combinación de sensores y sistemas de armas con una red informática táctica conocida como FORCEnet.

Si bien la Marina norteamericana probablemente sigue siendo indiscutible en aguas azules, enfrenta mayores amenazas cuando se acerca a la costa. Aquí, las corrientes de agua, las capas térmicas y otros varios obstáculos pueden interferir con los más avanzados sensores, y también puede estar al acecho una variedad de sistemas de armas defensivas.

Más de 75.000 misiles anti-buques son propiedad de 70 países. Unos pocos son balísticos, pero la mayoría son de la variedad de misiles-crucero. Su potencia quedó demostrada cuando en 1987, misiles Exocet de fabricación francesa disparados por un avión iraquí inutilizó a la fragata USS Stark, matando a 37 marineros. Anteriormente, la Argentina utilizó misiles Exocet para hundir dos buques británicos durante la Guerra de las Malvinas, en 1982. Los misiles crucero anti-buque más nuevos, como los Yakhont, Sunburn y Uran, de fabricación rusa, son aún más letales, porque tienen mayor velocidad, mayor capacidad de indetectabilidad por radar, y mayor precisión. Rusia está vendiendo estos misiles a clientes en el extranjero, y algunas naciones como China están desarrollando sus propias versiones. Israel sufrió las consecuencias durante la reciente guerra del Líbano, cuando un misil crucero C-802 proporcionado por los iraníes destruyó uno de sus buques de guerra frente a la costa del Líbano.

Los buques de guerra norteamericanos tienen sofisticados sistemas defensivos para protegerse de ataques aéreos: los misiles pueden ser desviados por contramedidas electrónicas, señales luminosas o chasquidos, o pueden ser destruidos por aviones navales, misiles estándar mar-aire o, como último recurso, por armas de fuego rápidas Phalanx guiadas por radar. Pero al igual que el Stark, un buque podría ser tomado por sorpresa o verse abrumado por un aluvión de misiles provenientes de distintas direcciones.

Aún más preocupante desde el punto de vista norteamericano es el hecho de que los buques cisterna, transportadores de combustible, que tienen que reabastecer a una flota en el mar, no tengan la protección adecuada cuando se encuentran fuera del rango defensivo de un grupo de combate. Son tan vulnerables como los convoyes de suministro en las carreteras de Irak. Debido a que un supercarrier sólo tiene tres días de existencia de combustible JP-5 (se necesitan unos 6.500 barriles por día durante los operativos de combate), el buque de guerra más poderoso de la historia podría resultar inútil si los buques cisterna que lo abastecen se hundieran.

La amenaza para la navegación, civil y militar, se ve incrementada por los submarinos diesel. Los últimos submarinos diesel tienen motores eléctricos ultra silenciosos, lo que los hace muy difíciles de detectar con sonar, y son mucho más baratos de comprar o producir que un submarino nuclear. Rusia ha exportado submarinos eléctricos diesel de clase Kilo a China, India, Irán y Argelia, entre otros. China está produciendo sus propios submarinos diesel de clase Song, en un intento de desafiar la hegemonía norteamericana utilizando la misma estrategia que Alemania, con sus “U-boats”, empleados en su momento para desafiar el dominio británico de las olas. Las defensas antisubmarinos de los norteamericanos son bastante sofisticadas, especialmente en aguas abiertas, pero incluso sus sensores pueden tener problemas en el rastreo de los silenciosos submarinos diesel en las ruidosas aguas costeras.

Las minas, que pueden ser diseminadas por submarinos u otros buques, representan otra gran amenaza para la navegación. En el mercado actual, hay en disponibilidad más de 300 variedades. Pueden ser detonadas por cambios en el campo magnético, alteraciones acústicas, presión sísmica u otros factores. Algunas minas vienen equipadas con microcomponentes que les permiten distinguir entre los diferentes tipos de buques; incluso, algunas cuentan con pequeños motores que les permiten movilizarse por los alrededores. Todo esto hace muy difícil certificar que un canal de navegación esté libre de minas: puede haber sido un paso seguro hace una hora, pero ya no. La tecnología de remoción de minas se ha retrasado; por otra parte, la Marina de los EEUU nunca puso demasiado énfasis en los modestos buscaminas. Y el precio pagado por este abandono ha sido muy alto. En 1987, durante los operativos para evitar el cierre del Golfo Pérsico por parte de Irán, una mina iraní de diseño de la Primera Guerra Mundial casi hunde la fragata USS Samuel Roberts. Cuatro años más tarde, en la Guerra del Golfo, el crucero USS Princeton y el buque de desembarco anfibio USS Tripoli casi fueron volados por minas iraquíes. Incluso una lancha barata cargada con explosivos puede significar una seria amenaza para la navegación de los modernos buques de guerra. El USS Cole, un destructor de clase Arleigh Burke, fue seriamente dañado en un ataque terrorista de este tipo en el año 2000.

Todas estas amenazas podrían ser anuladas en gran medida si las flotas norteamericanas permanecieran lejos, mar adentro. Pero tienen que acercarse bastante a la costa para poder lanzar aviones o misiles con rangos operativos de apenas unos pocos cientos de kilómetros. Además, los lugares donde es más probable que la Marina de los EEUU combata en el futuro son peligrosamente estrechos. El Golfo Pérsico tiene solamente 50 kilómetros de anchura en su punto más angosto; el Estrecho de Taiwán tiene solamente 160 kilómetros de ancho.

Para mantener su posición dominante, la Marina norteamericana actualiza periódicamente los componentes electrónicos y las armas a bordo de sus buques de guerra, a pesar de que sus cascos y los sistemas de propulsión jamás se han modificado. Asimismo, tiene previsto construír una gama de buques sin tripulación, junto con portaaviones CVN-21 en reemplazo de la clase Nimitz, un destructor Zumwalt clase DD(X) para reemplazar a las fragatas de clase Oliver Hazard Perry y destructores de clase Spruance, un crucero CG(X) para reemplazar a los cruceros de clase Ticonderoga, y un Buque de Combate Litoral más pequeño y más rápido, sin ninguna comparación con la flota actual, que se centraría en la remoción de minas, el rastreo y caza de submarinos y la lucha contra el terrorismo en aguas costeras. Todas estas nuevas embarcaciones tendrán herramientas mejoradas de defensa y procesamiento de información, así como también una capacidad “plug and play” (ver nota) que les permitirá ser rápidamente reconfiguradas para diferentes misiones. También incorporarán materiales compuestos, diseños de ocultamiento o invisibilidad (stealth), y propulsión eléctrica para hacerlas más difíciles de detectar, aunque un portaaviones con una cubierta de vuelo de 4.5 acres no es factible de ocultar totalmente.

Si todos estos buques de guerra son realmente necesarios, habida cuenta de la ya sustancial ventaja de la Marina de los EEUU sobre todos sus competidores, sigue siendo una cuestión abierta. Un programa para desarrollar gigantes bases marítimas (quizás semejantes a las modernas plataformas petrolíferas de mar adentro) que permitirían a las fuerzas terrestres y aéreas maniobrar en el extranjero podría ser de gran utilidad, habida cuenta de las permanentes dificultades que ha tenido EEUU para obtener el permiso de sobrevuelo de otras naciones. Pero lo que parece muy claro, en tierra o mar, es que el desarrollo de nuevos sistemas de armas seguirá aumentando la supremacía norteamericana dejando, sin embargo, a sus fuerzas militares vulnerables ante los ataques de “baja tecnología”.

Nota:

Plug and play (PNP): es una tecnología que permite a un dispositivo informático ser conectado a una computadora sin tener que configurar (mediante jumpers o software específico –no drivers- proporcionado por el fabricante) ni proporcionar parámetros a sus controladores. Continuará...

Les dejo un video sobre el portaaviones Almirante Kuznetsov (Rusia). No forma parte del artículo traducido, pero es muy bueno. Hasta pronto, queridos amigos!






Traducido de: The paradox of militar technology. Max Boot.
Véase el art. Original en:
http://www.cfr.org/publication/11666/paradox_of_military_technology.html