Al Qaeda y sus grupos afiliados locales adoptaron como modo de operación el ataque suicida, y lo han utilizado siempre como parte de su repertorio terrorista. De hecho, Al Qaeda se ha convertido en el grupo dominante en el escenario mundial con respecto al terrorismo suicida. Si bien este modus operandi sigue siendo muy difícil de contrarrestar sin una inteligencia preliminar, los perpetradores de los ataques terroristas en Bombay, presuntamente afiliados a Al Qaeda, eligieron una táctica diferente.
Los ataques suicidas como ideología y simbolismo
Una de las principales fuerzas en el fenómeno de la proliferación del terrorismo suicida y su transformación de un fenómeno local a uno internacional, fue el factor ideológico. A nivel ideológico, Al Qaeda introdujo la idea del auto-sacrificio, “Istishhad”, como el supremo compromiso y la manifestación última de la jihad global, su valor organizacional principal, y se convirtió en su propia “marca registrada”. Los grupos radicales islámicos afiliados locales adoptaron el suicidio como la suprema encarnación de la jihad global, y elevaron el martirio del sacrificio personal a la condición de principio de fe. El concepto de “Istishhad” como un deber personal de llevar a cabo la jihad como parte de la guerra, es parte de una filosofía global que ve a la jihad activa contra los enemigos del Islam como un pilar ideológico central y un ideal de organización.
Lashkar-e-Taiba
Las organizaciones terroristas pan-islamistas con base en Pakistán, que están aliadas con Al Qaeda y su Frente Islámico Internacional (IIF), han sido coherentes en la búsqueda de su estrategia a largo plazo dirigida contra la India.
La más virulenta y activa de estas organizaciones es Lashkar-e-Taiba (LET), cuyos cuarteles generales antes solían estar en Muridke, cerca de Lahore, en Pakistán. Es responsable de la mayoría de los ataques suicidas en la India desde que se unió con el IFF de Bin Laden poco después de su formación en 1988. Antes de que se uniera al IFF, no creía en el terrorismo suicida. De acuerdo con Hafiz Muhammad Sa´eed, el Emir del Let,“la jihad se propagaría a través de toda Cachemira. Se esparciría hasta cada pico, cada bosque, y cada ruta”. Como parte de su nueva estrategia, el Lashkar llegó con un nuevo significado para los atacantes suicidas, que llamó Misiones “Ibn Taimiya Fida´i”, en memoria del estudioso islámico árabe medieval que realizó una cruzada en contra de lo que él veía como prácticas anti-islámicas.
El 26 de diciembre de 2001, el gobierno de los Estados Unidos designó al LeT como Organización Terrorista Extranjera. Además, el 12 de enero de 2002, el gobierno pakistaní le prohibió a la organización operar en el país. Después de las prohibiciones de Estados Unidos y Pakistán, el LeT se rebautizó a sí mismo como Jamaat U Da´awa (JUD), en un esfuerzo por evadir las sanciones y continuar las operaciones. De acuerdo al Departamento del Tesoro norteamericano, el JUD, aunque proclama ser una organización humanitaria, todavía mantiene su agenda violenta, como lo expresan sus actividades. Un reciente artículo publicado por la revista JUD, ensalza los ataques suicidas por parte de terroristas en todo el mundo, mencionando las actividades de los Talibán, los insurgentes iraquíes y la Jihad Islámica Palestina. Además, el Departamento del Tesoro sostiene que el JUD utiliza la vasta infraestructura construida por el LeT, que incluye mezquitas, madrasas y oficinas de recaudación en Pakistán utilizadas para recolectar dinero y reclutar nuevos miembros.
El 16 de enero de 2008, el “Comité de Sanción a Al Qaeda y los Talibán”, del Consejo de Seguridad de la ONU, nombró a tres kuwaitíes por proporcionar respaldo a Al Qaeda. Los tres kuwaitíes, Hamid al-Ali, Jaber al-Jalamah, y Mubarak al-Bathali, fueron agregados a la llamada “lista 1267” de la ONU de casi 500 individuos y entidades vinculadas a Al Qaeda y los Talibán. Jaber al-Jalamah proporcionaba asistencia financiera y logística para Al Qaeda en Irak. Según el Departamento del Tesoro norteamericano, esta persona reclutaba “una importante cantidad de hombres” para luchar en la organización, incluyendo potenciales atacantes suicidas, y tenía un contacto directo con Osama Bin Laden.
Mubarak al-Bathali ayudaba a recaudar fondos para una serie de organizaciones terroristas, incluyendo a Al Qaeda, Ansar al-Islam en Irak, y Lashkar-e-Taiba en Pakistán, hablando en mezquitas en Kuwait. De acuerdo con el gobierno australiano, Lashkar-e-Taiba es el ala militar de Markaz-ud-Dawa-war-Irshad (MDI). El LeT también es conocido como Paasban-e-Kashmir y Paasban-i-Ahle-Hadith. Estos datos han sido corroborados por materiales provenientes de investigaciones de inteligencia dentro de las actividades del LeT. El LeT ha estado involucrado en una serie de ataques terroristas, incluyendo ataques suicidas, contra no-musulmanes en Cachemira, fuerzas de seguridad indias e instalaciones del gobierno indio.
El gobierno de la India ha implicado públicamente a la organización terrorista Jaish-e-Mohammed, junto con Lashkar-e-Taiba, por el ataque de diciembre de 2001 al Parlamento Indio que mató a nueve personas e hirió a otras 18. Según fuentes de seguridad india, en los ataques llevados a cabo por el LeT en el Parlamento Indio el 13 de diciembre de 2001 y el ataque al sitio Ram Janambhoomi en el 2005, los atacantes usaban cinturones o chalecos suicidas.
Por qué un estilo de guerrilla y no un atentado suicida
Considerando la estrategia operativa de fondo del Lashkar, el ataque a Bombay demostró el hecho de que esta vez no estamos tratando con la clase de ataque terrorista experimentado cada vez más por la India en los últimos años –una serie de explosiones simultáneas provocadas por organizaciones islámicas radicales con el fin de matar hindúes en masa. Esta vez, vimos una plena ofensiva de estilo de guerra de guerrilla urbana, con claros sellos militares, enfocándose como objetivo en una ciudad considerada el centro económico y turístico de la India. La mezcla de objetivos, así como los informes de que los terroristas musulmanes que irrumpieron en Bombay llegaron desde afuera de la India, por mar, podría señalar el hecho de que la ofensiva fue una operación conjunta iniciada por fuerzas de la Jihad global (Al Qaeda) y grupos musulmanes indios que operan en un contexto religioso y político local.
El ataque en Bombay no fue directamente un ataque suicida, como hemos experimentado en estos últimos años, que lleva el sello de la jihad global y la inspiración de Al Qaeda. Por lo general, los ataques suicidas se caracterizan como “un método operativo en el cual el acto mismo del ataque depende de la muerte del perpetrador, una situación en la que el terrorista está plenamente consciente de que si no se mata a sí mismo, el ataque planeado no se llevará a cabo. No puede completar su misión y salir vivo al mismo tiempo”.
En el ataque en Bombay, es evidente que los perpetradores no operaban como suicidas: estaban actuando con un gran estilo de guerra de guerrilla, a pesar del resultado final en el que los terroristas fueron asesinados después de 62 largas horas de asedio y un combate decidido de puerta a puerta.
A diferencia de ataques anteriores en la India este mismo año, que consistieron en atentados como bombas plantadas de forma anónima, los agresores de Bombay eran espectacularmente confrontativos, estaban también armados con AK47 y granadas de mano, estaban altamente entrenados, determinados, y llevaron a cabo incidentes múltiples y móviles, que lograron un alto número de víctimas antes de que alguien pudiera localizar con exactitud las amenazas y reaccionar de forma efectiva.
Podría esperarse que una organización local afiliada a Al Qaeda, como Lashkar-e-Taiba o Jaish Muhammad (que todavía no se ha establecido) empleara el ataque suicida como una forma de operación más que una campaña de rápida movilización. Como se mencionó antes, Lashkar-e-Taiba ha utilizado los ataques suicidas en el pasado y habría que preguntarse por qué este no fue un ataque suicida.
¿Por qué molestarse en gastar mucho tiempo en preparativos y esfuerzos operacionales en crear un equipo de asalto altamente calificado, cuando habría sido mucho más fácil y simple enviar un grupo de atacantes suicidas que se habrían detonado a sí mismos en lugares muy concurridos logrando el mismo impacto y los mismos resultados? ¿El reciente atentado es una manifestación de una nueva tendencia que pasa de los ataques suicidas tradicionales a una nueva forma de operación? ¿Fue un caso aislado no representativo o una señal de una nueva tendencia con relación a la futura naturaleza de las organizaciones terroristas islámicas afiliadas a Al Qaeda?
Ya se están escuchando voces críticas con respecto a los operativos militares de la India, la guardia costera y la respuesta de la policía ante el ataque, señalando y criticando la lentitud y la insuficiencia de la respuesta, la completa incapacidad e incompetencia del aparato de seguridad indio, las alertas de inteligencia que fueron dadas al gobierno estatal, y que también fueron transmitidas a los servicios de seguridad de los hoteles, pero fueron ignoradas o no traducidas en medidas de seguridad… la realidad es que hubo un amplio fallo estructural en Bombay.
Obviamente, el ataque a Bombay, sacó a la superficie las críticas internas del público y las voces de respetables expertos indios contra el terrorismo llamando urgentemente a una reestructuración organizacional interna dentro de los organismos contraterroristas del gobierno indio como la Oficina de Inteligencia, el Ala de Investigación y Análisis (R&AW), el ejército, la policía del estado, la guardia costera, y los aparatos de inteligencia.
Una de las sugerencias es crear y desarrollar organismos conjuntos de coordinación para asegurar la acción operativa conjunta en todos los aspectos relacionados con el terrorismo. Cada organismo es igual y participa en forma conjunta y responsable del proceso entero de contra-terrorismo, desde la recolección hasta la acción sobre la inteligencia recogida. Si hubiera existido un sistema de este tipo, los avisos emitidos por ellos sobre la posibilidad de un ataque de Lashkar-e-Taiba por mar a Bombay (que no fueron escuchados por la policía de Bombay) la inacción no habría tenido lugar, porque el IB y la R&AW habrían sido tan responsables por las acciones subsiguientes como la Policía de Bombay.
Sin embargo, para todos nosotros fuera de la India, como observadores externos, sería prematuro en esta etapa hacer conclusiones estratégicas y operativas, y no hay necesidad de entrar en especulaciones o teorías; debemos esperar con paciencia para conseguir respuestas a través de las rigurosas investigaciones llevadas a cabo por las autoridades indias y otros gobiernos alrededor del mundo por medio de sus agencias de inteligencia y de aplicación de leyes. Las reacciones de histeria masiva, y la retórica repetida por expertos contra el terrorismo describiendo al ataque de Bombay como el “escenario del juicio final” son prematuras, contraproducentes e innecesarias en este momento. La cuestión estratégica dentro del análisis deberá proporcionar respuestas sobre cuál fue la “raison d´etre” y la intención estratégica de la organización terrorista que inició y perpetró el ataque a Bombay, ¿fue una manifestación de una nueva tendencia de modus operandi de la jihad global o un evento aislado?
Traducido de: The Mumbai Attacks – Why Guerilla-Style and not Suicide Bombing?
Jonathan Fighel. En: ICT (International Institute for Counter-Terrorism)
Jonathan Fighel. En: ICT (International Institute for Counter-Terrorism)
véase el art. original en: http://www.ict.org.il/Articles/tabid/66/Articlsid/539/currentpage/1/Default.aspx
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